POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ
¡Por lo que más quieran, no estén pensando en poner a sus hijos en reforzamiento ni en cursos académicos! Para él o la que no entendió, tendrán vacaciones de ello. Los niños, adolescentes y jóvenes adultos pasan casi 10 meses estudiando; lo que no lograron hacer en ese tiempo, no lo harán en 2 meses.
El cerebro de un estudiante está en constante aprendizaje, por lo tanto, el hecho de que no esté en actividades netamente académicas no significa que esté perdiendo el tiempo o que no esté aprendiendo. ¡Ah! Diferente es que esté con el celular o en los videojuegos todo el tiempo; allí no solo pierde el tiempo, sino que también pierde capacidades y adquiere enfermedades de diferente índole.
Hay diferentes tipos de talleres y actividades que se realizan durante las vacaciones, los cuales son propicios para que un estudiante verdaderamente aprenda de una manera diferente, divirtiéndose y relajándose en un verdadero descanso estudiantil.
Tenemos, por ejemplo, clases de aprendizaje o fortalecimiento en un instrumento musical, además de disciplinas deportivas como vóley, fútbol, básquet, karate y natación. También están los imperdibles talleres de dibujo, pintura, canto, oratoria, teatro y mini chef, que despiertan en el niño una forma distinta de aprender a lo usual.
Nuestro cerebro tiene la capacidad de desarrollar las inteligencias múltiples de manera paulatina. Es decir, de acuerdo a la edad, se permite que se desarrollen no solo la parte académica, sino también la física, psicológica, creativa, social, personal y espiritual. Ahora, lo óptimo es que, adicional a ello, también pases tiempo con tus hijos e hijas, porque si no, entonces ¿para qué los tuviste? ¿Solo para mandarlos al cole, luego a la universidad y que después se vayan?