Por: Karen Rodríguez
Como cada año, la festividad en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción en el distrito de Carumas se celebró con profunda fe y devoción. En esta ocasión, la lluvia se hizo esperar y la imagen de la Virgen milagrosa salió en procesión bajo los intensos rayos del sol.
La misa central inició a las 10:00 horas en el Templo San Felipe, que lució abarrotado de feligreses. Algunos transmitían la ceremonia en vivo desde sus teléfonos celulares, mientras que otros buscaban un lugar para acomodarse y escuchar la homilía.
En primera fila, sentada en una silla de ruedas, se encontraba la señora Clotilde, de 95 años, carumeña de nacimiento, quien seguía atentamente la celebración. Su hijo, Carlos Zapata, quien la acompañaba, señaló que el 8 de diciembre es un día sagrado en el que viaja desde la ciudad de Moquegua para participar de las diversas actividades. No asiste solo: llega con su hijo y otros cinco de sus doce hermanos, quienes hacen un espacio en su rutina diaria para conservar la tradición religiosa del distrito. Si de algún milagro puede dar testimonio, afirma que es el de mantener con vida a su madre, quien enviudó hace 31 años.
Otro devoto de la Virgen de la Inmaculada Concepción es el señor Arturo Rospigliosi, alferado de la festividad religiosa en 1998. Desde entonces, asegura que no le falta trabajo, dispone de recursos económicos y goza de buena salud. “Es la fe que le tenemos a la Virgencita, y sin haber pedido un milagro se siente que hay una ayuda divina”, manifestó Rospigliosi, quien, al igual que su paisano Carlos Zapata, participa acompañado de sus hijos, nueras y nietos.
Este año no hubo alferado, por lo que la comunidad tuvo que organizarse para sacar adelante la celebración. Una vez convocados los feligreses, estos se reparten las responsabilidades, asumiendo los costos de la banda de música, la misa central, la comida, la vestimenta de la Virgen, entre otros. Según informaron, para el año 2027 se contará nuevamente con un alferado encargado de la festividad.
Nos despedimos de Carumas agradecidos con la Virgen de la Inmaculada Concepción por los buenos momentos y por permitirnos participar de una tradición religiosa que perdura de generación en generación.


