POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS
Clausurado el Colegio de Propaganda Fide en 1824 al haberse marchado los franciscanos, el pueblo de Moquegua por medio del intendente coronel Manuel Muñoz se dirige al Libertador Simón Bolívar, que a la sazón se encontraba en el cuartel general en la ciudad de La Paz, en el Alto Perú, y le solicita “que el colegio que en esta ciudad fue de los misioneros de Propaganda Fide, se dedicase a un Colegio Nacional bajo el título de San Simón”, y que “las rentas para cubrir sus necesidades se saquen de las que goza en este valle el convento de La Merced del Cusco”.
Los fondos permanentes del colegio eran 8516 pesos que fueron adjudicados por acta de 9 de diciembre de 1825, a los que se sumaban otros ingresos de obras pías, alfalfares, huertas más la pensión de los alumnos, que hacían un monto total de 13 118 pesos.
EL sector del valle conocido como Cupina fue de la encomienda de Lucas Martínez Vegazo, que abarcaba desde Tarapacá hasta la parte baja del valle de Moquegua. Lucas Martínez contrae matrimonio en 1565 in artículo mortis con la dama María de Rivera y Dávalos. Ella no tarda en enviudar en la flor de su juventud; rica y doncella contrae segundas nupcias con el extremeño Alonso de Vargas Carvajal de reconocido linaje y fortuna.
Fueron padres, entre otros, de Diego de Vargas Carvajal y Rivera caballero del hábito de Alcántara que acabó como heredero de la gran fortuna, fue designado corregidor de Moquegua en 1616; contrajo matrimonio con doña Usenda de Loayza y Bazán; ella enviuda sin descendencia; su enorme caudal lo lega en 1646 al Convento Grande de Nuestra Señora de las Mercedes Redención de Cautivos de la ciudad del Cusco, sin acordarse para nada de Moquegua, lugar simiente de sus haberes. Ello explica que parte del valle hasta hoy se llama La Merced. Con la disposición de Bolívar, la riqueza retorna a su lugar de origen para sostener al nuevo Colegio de Ciencias y Artes.
El prefecto del departamento de Arequipa, general de división Antonio Gutiérrez de la Fuente, comunica haber recibido la nota del secretario de su excelencia el Libertador el día 8 de setiembre de 1825 que ordena la creación del Colegio de Moquegua, que fue de los padres misioneros, para que se dedique a la enseñanza de Latinidad, Retórica, Política, Derecho Natural y de Gentes, se den lecciones de dibujo, música y baile, de lengua latina, castellana y francés, y se proceda al nombramiento de rector, subalternos, recepción de colegiales, designando el traje que han de usar, así como el número de las becas gratuitas que han de haber en dicho Colegio.

El colegio recibirá veinte estudiantes de gracia: ocho de esta ciudad, seis del resto de la provincia, tres de Tarapacá y tres de Arica. “Por ahora solo los indígenas agraciados podrán ser admitidos como colegiales, sin saber leer y escribir, para que en él sean enseñados. Usarán en el uniforme como distinción, un escudo en campo encarnado, con dos banderas de la nación, bordadas a los lados”, color que identificaría al colegio, hasta la fecha. Los profesores darán su lección seis meses en el año, y los otros seis meses los estudiantes se dedicarán en repasar y dar los exámenes.
Fue designado como primer “rector propietario por contar con todas las aptitudes, el señor cura vicario doctor don Manuel Ignacio Hurtado Zapata, y aunque su ausencia de esta ciudad se hace indispensable, por hallarse nombrado de diputado al Soberano Congreso” se nombró en su reemplazo al doctor don Baltazar Zevallos.
En sus aulas se educaron personalidades como los hermanos Cabello, integrantes de la primera promoción de ingresantes del Colegio San Simón y primera promoción de egresantes del ahora llamado Colegio Nacional de La Libertad: Pedro Mariano, fue primer cosmógrafo del Perú y el principal impulsor en introducir el Sistema Métrico Decimal en el país; y Gregorio, fue catedrático del colegio e importador de los métodos franceses de conducción de la vid y de la producción de vinos; años después estos vinos ganaron medallas en las ferias de Londres y París, consagrándose los vinos moqueguanos como los mejores del orbe.
El Colegio San Simón funciona con este nombre hasta el 6 de junio de 1828, cuando por ley se dispone el cambio por el de La Libertad, como respuesta al clima antibolivariano que reinaba en nuestra patria. Desde entonces se le conoció como Colegio Nacional de La Libertad.
