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Estas razones hacen de las playas un peligro para el contagio del covid-19

Mascarillas mojadas por el sudor, cero distanciamiento físico y comportamientos inadecuados que vulneran el sistema de protección para evitar el covid-19 son algunas razones que sustentan lo peligroso de visitar, en este momento, las playas, consideradas desde ya un posible foco infeccioso del nuevo coronavirus.

“Ir a la playa es algo que todos deseamos. Hemos estado con serias restricciones por seis meses y estamos desesperados por salir, pero ir a la playa implica ahora un gran riesgo”, sostuvo la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, en conferencia de prensa virtual.

Indicó que la primera razón para evitar acudir a ellas es la aglomeración de público, olvidándonos que estamos en medio de una emergencia sanitaria.

“Miremos las fotos de los últimos fines de semana donde hemos visto aglomeraciones tremendas. La cercanía de las personas es un gran problema. (…) Podríamos lotizar, poner cintas y tener turnos para entrar a la playa. La pregunta es ¿los vamos a respetar? Es una pregunta para la población”, indicó.

Como segunda razón, mencionó que la mascarilla se humedece y cuando eso ocurre su capacidad protectora se anula.

“Estoy sudando y se moja, estornudo dentro y tengo que cambiarla. Entonces, el sudor, el agua son un problema. Las mascarillas ya no protegen”.

Otra situación de riesgo es el contacto con las personas que ofrecen sombrillas o lo que haya para protegerse del sol. En todas esas situaciones se tocará una serie de objetos. “Todas las cosas que nos den en la playa implican contacto y riesgo de infección”.

COMER Y HABLAR

La ministra comentó que en la playa ocurren otros fenómenos como el comer, porque habrá personas que buscarán hacerlo, así como tomar agua, y para ello se bajarán la mascarilla, rompiendo con la barrera de protección del covid-19.

Y por si esto fuera poco, muchos se pondrán a conversar también con la mascarilla abajo, justamente por el sofoco que provoca tenerla puesta en un lugar con altas temperaturas.

Y qué pasará con los que quieren nadar, se preguntó la ministra. Harán exactamente lo mismo: se sacarán la mascarilla y al volver todos mojados buscarán colocársela, pero al hacerlo la van a humedecer, con lo cual habrán anulado su capacidad de protegernos.

“El riesgo de la playa es el riesgo de la falta de cumplimiento de normas que indican distanciamiento, uso de mascarilla y desinfectar nuestras manos. Las playas son de alto riesgo, pero no por la playa en sí, sino por nosotros, los seres humanos. Creo que en esta nueva convivencia tenemos que encontrar otras formas de uso de los espacios sociales”, comentó.

Indicó que en este momento se requiere del aporte de la población, pero también de los alcaldes para dar un nuevo uso a los espacios sociales “que nos permitan con todo derecho relajarnos, hacer actividad”, sin olvidar “que todos tenemos el derecho de ser protegidos y proteger a nuestras familias”.

“MIREN FRANCIA Y ESPAÑA”

Anunció que, así como se está haciendo la revisión de medicamentos, se está haciendo también “una revisión comparativa del uso de las playas, las riberas, los lagos y las fuentes de agua en diferentes lugares del mundo para tener una serie de alternativas, poderlas discutir y encontrar la mejor medida posible”.

Comentó que cualquier medida que se tome tendrá relación directa con las condiciones epidemiológicas del país, porque si estas cambian, empeoran, “tendríamos que volver a tomar medidas tremendamente estrictas que ninguno de nosotros quisiera”.

“Por esta razón todos debemos ser ecuánimes y tener un cierto nivel de sacrificio en este momento, con miras a que no tengamos que hacer cosas más terribles más adelante. Miren la experiencia de lo que está ocurriendo en Europa, en España, en Francia en este momento”, exhortó.

Pidió a la población reflexionar sobre nuestro comportamiento social y la importancia de que cada uno de nosotros analice los riesgos de ir a un espacio como la playa.

«Nuestro ministerio está reuniendo la información y diferentes alternativas, y tomará la decisión más racional posible. De nada sirve un lindo fin de semana haciendo lo que quiero en la playa y, luego, tres semanas en una Unidad de Cuidados Intensivos”, remarcó.

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