CARTAS A MARÍA TERESA
POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ
Es usual, tanto en casi todas las regiones del Perú, como también en el resto del mundo, que ciertos personajes hagan suyo en el pensar y el actuar, aquella conocida frase atribuida a Dalí y que a la letra dice: «Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas me van muy bien»…a la cual podríamos agregar una parecida de Wilde: ““Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti.”… Ejemplos ha habido y hay muchos, como por ejemplo en el ayer nuestro José Santos Chocano, acompañado entre otros por el chileno Vicente Huidobro, en tanto que en nuestros días podríamos colocar en dicho grupo, aparte de ciertos personajillos de la farándula, a escritores y periodistas como Jaime Bayly y Aldo Mariátegui, quienes recurriendo bien a la provocación o a cierta forma de escándalo, logran cierta fama.
Pues bien, en nuestro medio, también contamos con alguien parecido. Y he de confesar que me inspira cierta simpatía porque mal que bien dedica esfuerzo y tiempo a sus propósitos, habiendo logrando editar diversos libros, que si bien no resisten un análisis serio o tienen una estricta rigurosidad histórica, han logrado interesar en ciertos temas, a un buen sector de la población moqueguana, recurriendo para ello a una pretendida y pretenciosa gesta de recuperación de la “identidad moqueguana”, en base a mucho atrevimiento, imaginación, copia y auto propaganda.
Sin embargo, creo que en los últimos días, en su constante búsqueda de reconocimiento público, nuestro limeñísimo moqueguano José Fernando Ibárcena Balbuena, se ha excedido en posturas y escritos…sin atreverse a reconocer que se equivocó o excedió al intentar desconocer un fecha que más que rigor histórico encarna un sentimiento de identidad y reafirmación: el día en el cual al decir de notables moqueguanos marca la fundación española de Moquegua, o por decirlo en otro sentir: se celebra el día natal o primigenio en su historia…y ello desde hace 80 años.
Y no lo ha hecho en un escrito propio…lo ha hecho en la portada de la Revista Oficial de la Municipalidad Provincial, que tuvo él a su cargo, a pesar que ahora quiere negarlo.
En su Facebook encontramos varios escritos realmente preocupantes: uno en el cual, da a conocer su complacencia por el contenido de la Revista que ha tenido a su cargo, escribiendo textualmente además que es en: “Homenaje a Moquegua en su 477 aniversario de vida civil por fundación española y 204 años de proclama de independencia”. (A propósito: el término vida civil está totalmente mal empleado, siendo vil copia de uno similar utilizado tan solo por Montenegro y Ubalde en otro contexto y nunca jamás por ningún otro historiador en el sentido que Ibarcena quiere darle).
Y vemos otro escrito, que creemos que es producto de la dislexia que dice padecer, en el cual, contradiciendo el anterior expresa que “NO SOY RESPONSABLE de la omisión de la frase «FUNDACIÓN ESPAÑOLA» del programa de festejos… No se ha cambiado la denominación pues esta figura en el interior del programa y en los documentos oficiales, tal como se ha venido dando años atrás…”. ¡Por favor José Ibárcena! No somos tan ingenuos, ¿más aún cuando en una tercera nota usted a la par que escribe que “cierto sector de la prensa y del pueblo quieren que Moquegua celebre al imperio tirano que aplastó a nuestros ancestros incas?; ESO ME INDIGNA.
Con orgullo corre por mis venas la sangre del gran Pachacútec, bisabuelo de Catalina Sissa Chimpu Ocllo (de la cual desciendo)”, mostrando un singular desconocimiento de la historia y un inmenso y contradictorio ego que a la par que se dice descendiente de los incas, se muestra orgulloso de sus ancestros españoles. (A propósito, aparte de recordarle que los Incas no fueron tan santos que digamos, dado que aparte de subyugar a las etnias que habitaban en nuestra región en aquel entonces, no deben haber sido muy justos que digamos, dados que cuando sus antepasados españoles conquistaban a sus ancestros incas, contaron con el apoyo de innumerables pueblos indígenas como los huancas, los cañaris y otras que escogieron apoyar a los españoles para liberarse del sojuzgamiento de los quechuas. Y en cuanto, a los excesos y crímenes españoles me permito recomendarle el artículo de Vargas Llosa titulado: “Hispanidad ¿mala palabra?”, invitándolo si es que se considera más cercano a los incas que a los españoles a rezar a los apus y a honrar a la “pachamamma”. (Y sin dejar de recordar que el ser humano, a pesar de sus credos, tecnología, razas, vestidos, etcétera, sigue siendo el mismo en cuanto a rasgos psicológicos y pasiones).
Señor Ibárcena, le repito: ¡no le tengo ni envidia ni antipatía!…Es más, considero que sus actividades en líneas generales son positivas, al margen de su poca preparación en lo que respecta a métodos, análisis y profundidad histórica, aspectos que pueden ser superados, siempre y cuando aparte de victimizarse no se deje llevar por su a veces exacerbado y banal entusiasmo, que lo puede llevar a sufrir el denominado complejo de Eróstrato, el cual en el ambiente académico de la psicología es definido como el trastorno que hace que el individuo a toda costa busque sobresalir, distinguirse, ser el centro de atención pudiendo incluso acometer actos delictivos para conseguir renombre.