POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ
Vivimos tiempos difíciles, porque en nuestros días, tanto a nivel local, regional como nacional, –salvo “raras avis” –, los políticos se ajustan más a la descripción que hace el dramaturgo alemán de los mismos, los que además, también, podrían ser catalogados con Miguel de Unamuno, dentro de los peores analfabetos que existen, porque sabiendo leer, no leen…y lo que es peor, habiendo leído quizás un solo libro, creen haberlo entendido y saber de todo, cometiendo serios deslices históricos, aparte de carecer de visión en cuanto el presente y el futuro, rechazando cualquier idea o proyecto que no se ajuste a sus credos y dogmas.
¡Sin embargo ellos no los peores analfabetos políticos!
Los peores son usualmente los electores que se enorgullecen e hinchan el pecho diciendo que odian la política o les interesa la misma un bledo. Posición egoísta, estólida y masoquista a la vez, ya que da lugar a que sigan prevaleciendo sobre los políticos decentes, –que alguno que otro hay–, los corruptos y serviles de los grandes intereses económicos, que ladinamente ocultan que la democracia tiene compromisos profundos con aquellos que habitan en ella. Y que la mayor responsabilidad de las autoridades es posibilitar brindar educación y salud de calidad, aparte de mejorar o crear los mecanismos para una mejor distribución del ingreso, para que nadie pase hambre y que todos tengan posibilidad de trabajo.
¡Porque democracia no consiste solo en votar cada cierto tiempo, por candidatos y propuestas repetitivas en el tiempo, proceso tras proceso eleccionario! ¡Democracia es esencialmente compartir y hacer prevalecer el bien común sobre los intereses particulares! ¡Es pensar en “nosotros”, antes que en el yo individual y el resto que importa!
Y aquí cabe preguntar a los señores candidatos: ¿hasta qué punto consideran la lectura como pieza clave para el desarrollo?…
¿Será pertinente postergar de nuestras actividades cotidianas la lectura? La respuesta es un NO con letras mayúsculas. No desperdiciemos la posibilidad de saber leer, no leyendo. El hábito de la lectura debe formar parte de nuestro cotidiano vivir, porque la lectura rompe las barreras de tiempo y espacio. ¡Leer nos enseña a pensar y leyendo de todo al margen de cortapisas políticos, religiosos y económicos, nos permitirá construir una mejor sociedad
¡No hacerlo, es olvidar –cómo nos los enseña la Historia–, que las revoluciones más trágicas se producen en los callejones sin salida…Callejones diseñados y enmarcados dentro de leyes y normas escritas y promulgadas por los grandes intereses económicos, que tan solo están logrando que primen la mediocridad, la corrupción, la falta de ideales, lo que está dando lugar a una sociedad poco educada “tosca, ¡corrompida, supersticiosa y putrefacta en casi todos sus niveles”, a pesar de progresos tecnológicos increíbles, pero desplazando o ninguneando, en los entornos públicos y privados la bondad, la dignidad, el respeto y la cultura, como se puede deducir escuchando las singulares “propuestas” tanto de los candidatos locales y regionales, como de los aspirantes a la alcaldía de Lima. ¡Qué nivel, qué modales, qué elegancia en los términos y propuestas! ¡Para llorar a cántaros!… a tal punto que cabría preguntarse si no sería mejor viciar los votos en busca de un borrón y cuenta nueva, lo que para mí sería anular el actual proceso electoral y convocar otro con nuevas reglas, en las cuales se privilegien los partidos y las propuestas con sustento económico y social, antes que a los candidatos, –que dicho sea de paso, usualmente no saben dónde están parados–, y que aspiran o se presentan ante que por ideales, por intereses o la falta de trabajo…y a cuya mayoría jamás se les ha visto o escuchado intervenir en las problemáticas sociales y políticas.
Y a todo estimado lector, me permito preguntártele: ¿De los actuales candidatos en quién creer, en quién confiar? ¿Y para finalizar, pregunto con humor e ironía, acorde con estas elecciones que ya parecen un chiste o cruel broma, si será cierto que uno de ellos ¿…? ha propuesto, con el fin de proteger de las inclemencias del clima a las carreteras que existen en las alturas de la región, “techar las mismas”?