POR: ABG. SANTOS COHAILA FLORES
Se ha proyectado que la tasa de crecimiento del PIB será del (1.3%) en el 2025 ello refleja un crecimiento económico muy bajo, insuficiente para absorber a la población económicamente activa y para dinamizar el empleo formal. Esto se combina con la tasa de desempleo (2.7%). Aunque el desempleo reportado parece bajo, puede estar subestimado si se considera el alto nivel de informalidad laboral y el subempleo, lo cual es común en países de América Latina.
La tasa de inflación llega a (13.23%) y es una inflación muy elevada, que erosiona el poder adquisitivo, afecta el consumo y deteriora las condiciones de vida, especialmente de los sectores más vulnerables. De la misma manera la tasa de interés (3.78%) si bien es moderada, pero es grave si la inflación supera ampliamente esta tasa, significa que el rendimiento real del ahorro es negativo, lo cual puede generar fuga de capitales o desincentivar el ahorro.
Otro tema es la balanza comercial (+0.5 millones USD) que es ligeramente positiva, pero insignificante en comparación con las necesidades externas del país. Indica debilidad exportadora o excesiva dependencia de importaciones.
El país importa más de lo que exporta en términos netos, lo cual genera presiones sobre la balanza de pagos y deriva en una pérdida de reservas internacionales. Es gravísimo que la deuda pública de Bolivia sea del (80.8% del PIB) ello representa un nivel muy alto de endeudamiento, lo que compromete la sostenibilidad fiscal a mediano y largo plazo. Es una señal de alerta para organismos internacionales. En esa misma línea está el Déficit fiscal (-7.49% del PIB) que es un déficit excesivo y persistente que indica un gasto público insostenible, con riesgo de financiarse mediante emisión monetaria o deuda, alimentando más inflación.