POR: JULIO FAILOC RIVAS
Hace unos días fui entrevistado por Rafael Díaz, un joven conductor acucioso e inteligente del programa “Entre Profanos” para analizar las implicancias de los congresistas peruanos del siglo XXI y su impacto en la actualidad.
Me llamó la atención su interés -y hasta preocupación- por las elecciones congresales. Fuimos profanos al concluir que la mayoría de los analistas políticos estaban fuera de foco por lo menos en dos cosas: 1) que nada estaba dicho en las elecciones presidenciales, y 2) que habrá una atomización en el congreso con la consiguiente ingobernabilidad del próximo presidente electo.
Si bien no todo está dicho, lo cierto es que Lescano pasa a la segunda vuelta. Lo más probable es que siga creciendo y pase el 20% del total de votos. A estas alturas la guerra sucia no funciona, así lo han demostrado los últimos procesos electorales. Lo que funciona es el miedo que puede generar un candidato, y que se expresa en una avalancha de votos contrarios para bloquearlo. Así sucedió a Keiko Fujimori en la segunda vuelta y a Verónika Mendoza en la primera vuelta en las elecciones del 2016. También funcionó el miedo al chavismo cuando Alan García derrotó a Ollanta Humala en el año 2006.
En el segundo lugar hay un empate técnico, pero de acuerdo al comportamiento electoral de los últimos veinte años, los que tienen mayores posibilidades son los candidatos que están en movimiento, porque los electores de última hora endosan sus votos a los que perciben que están creciendo y no a los que están estancados y están bajando.
Es decir, sino quiero que salga un candidato, voto por el que está más cercano y abandono la fidelidad al candidato por el que pensaba votar. Así ocurrió del año 2000 hasta el año 2016, en donde se concentraron entre el 80% y 65% de los votos de los que quedaron en los tres primeros lugares.
Ahora bien, si Keiko, Mendoza y Forsyth, se mantienen estancados como lo señalan la mayoría de las encuestas, el más favorecido del pelotón -de los que van en segundo lugar- sería López Aliaga. Sin embargo, la alianza con Antauro Humala puede tener un impacto en el crecimiento de López Aliaga, la misma que ha sido rechazada por Jorge Montoya, candidato a la Vicepresidencia de Renovación Popular. ¿Seguirá fiel el respaldo de los sectores AB y C después del abrazo de oso de Antauro Humala?
Si pierde el respaldo López Aliaga los mayores beneficiarios de una posible fuga de votos serían Keiko y De Soto, configurándose un nuevo escenario a menos de tres semanas de las elecciones. ¿Alguien podría dudar este nuevo escenario y corrida del voto fujimorista?
Dicho lo anterior, si no crece Forsyth y Mendoza sigue estancada con Pedro Castillo creciendo, todo está dicho: pasan a segunda vuelta Lescano con un candidato o candidata fujimorista.
Por otro lado, tal como van las preferencias electorales y el voto inválido –según las encuestadoras IEP, Ipsos Perú y CPI- en el Congreso de la República habría hasta tres bancadas de relativa importancia y seis pequeñas bancadas. Acción Popular tendría una mayoría relativa (con una bancada muy importante), seguido de Somos Perú, Fuerza Popular (con bancada bastante menor que la de Acción Popular) y bancadas pequeñas (no más de 10 congresistas) de los partidos Frepap, Juntos por el Perú, Renovación Popular, Victoria Nacional, Alianza para el Progreso y el Partido Morado.
Los votos nulos y blancos, la desinformación en torno a las propuestas de los candidatos en las dinámicas electorales de los departamentos, junto a la percepción de los electores, de darle estabilidad al que salga elegido presidente y que pueda gobernar, podría favorecer al partido Acción Popular en las elecciones congresales.
El comportamiento de los electores luego del año 2000 en que el fujimorismo tuvo el control del Congreso, no volvió a darle mayoría a ningún presidente, en la lógica de generar un equilibrio de poder entre el legislativo y ejecutivo. Pasados 20 años, las sucesivas intentonas de vacancia, la presión para que renuncie PPK y la vacancia de Martín Vizcarra, al parecer habrían influido en el electorado para una revaloración del voto congresal a favor de la gobernabilidad.
Salvo la encuesta de CPI, Ipsos Perú e IEP le dan una ventaja importante a AP ante el resto de partidos. Si descontamos el oriente, en Lima, norte, sur y centro, las distancias son mayores y están muy por encima del promedio nacional, lo cual indicaría que Acción Popular tendría la primera mayoría en cada una de estas macro regiones y, por consiguiente, en el Congreso de la República.
En conclusión, Acción Popular ganará parejo congresalmente, por lo que, de ganar Lescano en una segunda vuelta, podría haber presidente con partido, con bancada y con cierto poder propio para negociar gobernabilidad.
Sin el ánimo de ser profanos e irrespetuosos con los que llevan años en el negocio del análisis político, los invito, con toda modestia del caso, que revisen un poco de historia sobre el comportamiento de los electores y, si no es mucha molestia o modestia, hacer el esfuerzo de leer con detenimiento que hay detrás de los números que brindan todas las encuestas, dejando de lado la pasión y sus legítimas preferencias por algún candidato o candidata.