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22 noviembre, 2024 11:26 pm

El último adiós

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ      

Es un tema que todos conocemos, del que nadie quiere hablar. Todos nos hacemos los que no sabemos y queremos pasar la vida pensando que nunca llegará. Mientras sabemos que tenemos vida, no queremos pensar en nada más; solo en el presente y en un futuro planeado para hacer mil cosas, pero no pensamos en si este fuera mi último día o el de mi ser querido o cercano.

Desde el enfoque personal, a veces tenemos muchas cosas pendientes, desde lo más frío y superficial hasta lo más importante y duradero. Nos hacemos la pregunta: ¿si este fuera mi último día de vida, ¿qué quisiera hacer? Entonces, toda esa lista de cosas que viene a mi cabeza debería empezar a hacerlas, porque lo ideal es no tener pendientes. Conocí a un buen amigo que era un excelente médico y todos los días, después de trabajar, su alegría más grande era ir a visitar a su hijo. Lo amaba mucho, sin embargo, siempre vivía el presente y planificaba sus cosas a futuro, pero no este tema específicamente. Murió en la época del COVID sin pensarlo, sin poder hacer nada; en un par de días simplemente partió de este mundo, dejando muchas cosas al aire, como la protección de su hijo y las cosas que hubiera querido hacer si estuviera aquí, y esto nos pasa a casi todos.

Desde el enfoque con otras personas, puede incluso que haya pasado una discusión, malos entendidos, o quisieras expresarle tu gratitud, admiración o amor a aquella persona, pero no lo hacemos. Cuando se presenta el último adiós o la muerte, recién en ese momento hacemos todo: dejamos el trabajo, pedimos permiso, prestamos dinero y lloramos desconsoladamente por alguien que está muerto. Siempre me he preguntado: ¿por qué no aproveché el tiempo cuando aún estaba vivo o viva?, ¿por qué esperé este momento?

Entonces, nos viene una invitación: la vida es una sola y es muy corta. A veces pensamos que falta mucho tiempo para que llegue aquel día, que es súper joven, que mañana lo haré, que fue ella o él quien empezó y guardo rencor, remordimiento y, al final, dolor; pero mi orgullo no deja que yo actúe. Somos tan pequeños en este vasto universo que la vida de nosotros es solo una partícula de un grano de arena en el mar. Disfrútalo, vívelo y gózalo con alegría y paz. Para esto, necesito no tener pendientes por mucho tiempo.

Análisis & Opinión