POR MIGUEL CÉSPEDES RODRÍGUEZ      

La situación en el Gobierno Regional de Moquegua refleja una administración poco transparente, donde los burócratas parecen “engañar” a la gobernadora Gilia Gutiérrez Ayala, haciéndole creer que todo marcha bien. A través de los medios, intentan proyectar una imagen positiva y convencer a la ciudadanía de que no hay problemas en la inversión de los fondos públicos, cuando la realidad es muy distinta.

Si la gobernadora se centrara en la correcta ejecución presupuestal, no sería necesario destinar millones de soles en campañas de “autobombo”. Así de claro: la falta de visión como estadista la ha dejado vulnerable a los engaños de sus propios «asesores».

El PIM (Presupuesto Institucional Modificado) de Moquegua es de 326,961,632 soles (trescientos veintiséis millones novecientos sesenta y un mil seiscientos treinta y dos soles), y su presupuesto ejecutado (devengado) es de 176,416,470 soles (ciento setenta y seis millones cuatrocientos dieciséis mil cuatrocientos setenta soles), lo que representa un avance del 54%.

Esto deja a Moquegua con un saldo por ejecutar de 150,545,162 soles (ciento cincuenta millones quinientos cuarenta y cinco mil ciento sesenta y dos soles), una cantidad significativa.

Otras regiones, como Junín, Loreto y Ucayali, muestran mayores tasas de ejecución, con más del 72% de sus presupuestos ya gastados. Regiones como Cusco, Tacna y Ayacucho también han tenido un mejor desempeño, con porcentajes de avance en el rango del 63% al 64%.

Lambayeque y San Martín están ligeramente por encima de Moquegua, con tasas de ejecución del 55.3% y 55.2%, respectivamente.

El bajo desempeño de Moquegua se evidencia con su 54% de ejecución, siendo la región con el menor rendimiento entre todas las listadas. Habiendo ejecutado solo un poco más de la mitad de su presupuesto, esto podría afectar negativamente el desarrollo de infraestructura, programas sociales u otros servicios esenciales dentro de la región.

La brecha del 46% en la ejecución presupuestaria expone las ineficiencias burocráticas.

Dado que los presupuestos públicos influyen directamente en áreas como salud, educación e infraestructura, entre otras, el bajo desempeño de Moquegua retrasa el desarrollo regional, dejando muchas mejoras planificadas sin completar o postergadas.

La situación es preocupante para Moquegua, que se destaca como la región con la menor ejecución presupuestaria, con un 54%, dejando un saldo considerable de 150 millones de soles sin gastar. Si esta tendencia continúa, Moquegua corre el riesgo de no utilizar completamente sus recursos asignados, lo que podría estancar proyectos de desarrollo críticos y afectar el crecimiento económico y social de la región.