[MASCARAS DEL GATOPARDO] POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ
Cuestión previa: ante ciertas voces que expresan que pequé y peco de desleal por haber escrito artículos en los que enjuiciaba críticamente el proceder de Martín Vizcarra, tanto cuando era presidente, como ahora en que intenta ser congresista, señalando que durante varios años estuve cerca de su persona, tanto como presidente regional, como cuando era vicepresidente y que por lo tanto debería guardar absoluto silencio en función de un mal entendido concepto de lo que significa la lealtad, tan solo me queda decir que en nuestro medio muchas veces la misma se confunde con la sumisión, la devoción dogmática y la adhesión ciega a las personas antes que a los principios y objetivos en procura del bien común, tanto del país como de la patria chica.
Por ello, cuando observo que los últimos son dejados de lado, en función de sus intereses personales por el “caudillo”, encubriendo dicho abandono bien con el silencio culpable o con la mentira torva y deleznable, recuerdo a Paulo Coelho escribiendo que “no hay nada peor que aquellos que confunden la lealtad con la aceptación de todos los errores o decisiones interesadas de quien funge de líder” o a nuestro González Prada postulando que “hay que sanearse y educarse a sí mismo, para quedar libre de dos plagas igualmente abominables: la costumbre de obedecer y el deseo de mandar. Con almas de esclavos o de mandones, no se va sino a la esclavitud o a la tiranía».
Y en cuanto al endiosamiento de Martín Vizcarra Cornejo, cabe decir que a mi entender es un hombre inteligente e intuitivo, pero poco cultivado. Por ello la monotonía de su léxico, frases y mínimas propuestas.
Su innegable popularidad es ante todo producto del factor mediático y el decir superficial de las redes sociales, que se nutren ante todo de emociones y antagonismos mayoritarios: anti fujimorismo, anti congreso, anticorrupción. Casi no hay lugar para el análisis, la información y las propuestas técnicas y económicas serias. Pero, así y todo, si hubiese hecho algo por la región Moquegua, guardaría absoluto silencio, pero ese no es caso.
Ahora bien ¿quién es el principal culpable del Congreso que hoy tenemos e incluso de la vacancia presidencial? Martín Vizcarra Cornejo, dado que impulsó la disolución del anterior, diseñó las normas y reglas para elegir el actual y lo que es peor, –llevado por su autosuficiencia y egoísmo personal que le impide compartir el poder–, no propició una lista congresal que en aquellos momentos hubiese tenido sin lugar a dudas una buena aceptación que se hubiese reflejado en un buen número de parlamentarios afines a su persona, que lo hubiesen blindado e impedido su posterior vacancia.
Pero más pudo su genio y excesivo protagonismo, que lo hacen rodearse generalmente de colaboradores grises y sumisos.
Y aquí cabe resaltar su parecido con Alberto Fujimori: ambos “dueños de la pelota”, ambos cerraron el congreso, ambos personalistas en grado sumo, ambos destruyeron o conspiraron contra la institucionalidad y –algo extraño pero explicable–, los dos estuvieron cercanos o detrás de algunos aspectos poco trasparentes ligados con el Proyecto Pasto Grande.
Asimismo, otro personaje muy parecido a Vizcarra es, –aunque no lo crean–, Jaime Rodríguez, más conocido como “Jamocho”. ¿O acaso no es cierto que ambos aparte de haber sido presidentes regionales, en sus periodos contaron con vastos recursos económicos, en un caso por el canon minero y en el otro por el apoyo de Humala, lo cual lamentablemente no se tradujo en obras sin cuestionamientos, como por ejemplo en la construcción de hospitales, tanto en Ilo como Moquegua?
Además, si bien uno y otro tienen “buena suerte” y mediana inteligencia, al no ser mayormente cultivados en temas económicos, históricos, legales y geopolíticos no tienen mayor visión ni idea respecto a cuál es el camino a seguir para alcanzar un desarrollo equitativo tanto en el ámbito regional como macrorregional. ¡Oyen, pero no escuchan y lo que es peor: no tienen el hábito de la lectura ni capacidad de autocrítica!
Pero retornando, a los motivos que dieron lugar al mitin de reconocimiento o desagravio a Vizcarra impulsado por don Zenón, acompañado por don Gerardo, yendo contra todas las normas dictadas para controlar la pandemia y continuando con la ironía, me imagino que han tomado en cuenta también los logros en la educación que permitieron que el departamento figurara en los primeros lugares en comprensión lectora y matemática y que dieron lugar a que Vizcarra sea calificado como “Amauta”. Lástima, que se olvidaron de invitar a una persona que si merece un desagravio: a doña Nora Diaz Dueñas, quien como directora regional de educación sembró las bases para los logros, tocándole a don Martín en su primer año de gobierno cosechar y/o apropiarse de los méritos, sin reconocer en nada lo hecho por su tía política.
Y podría seguir y seguir analizando cada “logró” del hoy –en clara muestra de sus incoherencias–candidato a congresista por un partido que voto por su vacancia, que ha sido motivo del mitin de desagravio o reconocimiento propiciado por don Zenón y don Gerardo, ante el silencio de autoridades e instituciones que hicieron “la vista gorda”, pero sería aburrir a los lectores, que tan solo deben tener presente que el actual panorama político que vivimos, –en términos marxistas que comparto en parte–, están en función de las fuerzas productivas y las relaciones de las mismas, las cuales determinan la superestructura, es decir, el conjunto de elementos de la vida social dependientes de la base o infraestructura, como por ejemplo: las formas jurídicas, políticas, artísticas, filosóficas y religiosas de un momento histórico concreto.
Y teniendo en cuenta lo anterior considerando que, salvo las grandes empresas, el 70% de nuestra economía es informal, poco o nada podemos esperar de nuestros políticos, partidos, propuestas, instituciones y electores, que es lógico que se comporten cotidianamente de forma “chicha”, lo que hoy se refleja en la mediocridad de casi todos los candidatos a congresistas y presidentes de la república…y no hay luz en el túnel.