POR: MARIANELA ZEGARRA BECERRA
En 1821, el año en que se proclamó la independencia del Perú, el país contaba con aproximadamente entre 1.2 y 1.5 millones de habitantes, según datos de AI. De estos, entre el 55 y el 60 % eran indígenas, el 25 a 30 % mestizos y entre el 10 y 15 % criollos. ¿Qué significó la independencia para el grupo mayoritario de la población, que eran los indígenas? ¿Mejoró su situación? ¿Por qué cantamos “¿Somos libres, seámoslo siempre”? ¿Quiénes fueron realmente libres? ¿A quién benefició la independencia y qué sucedió en el Perú a partir de ese momento?
La independencia no mejoró la vida de la población indígena; en muchos casos, incluso, empeoró. Se llevaron a cabo reformas que llevaron a la pérdida de tierras comunales, las cuales pasaron a formar parte de grandes haciendas donde los indígenas trabajaban en condiciones de servidumbre. Con la independencia, los indígenas fueron excluidos del sistema político, ya que no tenían derecho al voto por no saber leer ni escribir ni ser poseedores de propiedad. La élite republicana mantuvo una visión discriminatoria, y los indígenas continuaron siendo marginados y sometidos a abusos.
Hoy, en pleno siglo XXI, a 200 años de la independencia del Perú, en la era de la información, la revolución tecnológica y la inteligencia artificial, seguimos creyendo en narrativas “históricas” como la de la independencia del Perú, y en la idea de que, desde ese momento, fuimos libres. Sin embargo, esa afirmación es falsa. La realidad es que la independencia benefició principalmente a los criollos —hijos de españoles nacidos en el Perú— quienes representaban aproximadamente el 10 % de la población, unas 100,000 personas, frente a más de un millón de indígenas y mestizos. La situación de estos últimos empeoró tras la independencia. Los criollos asumieron todos los privilegios de los españoles y lideraron la construcción de un nuevo estado, excluyendo a las poblaciones indígenas y mestizas.
Esto significó mayor opresión y condiciones de vida más duras que en la época colonial para la mayor parte de la población. La población indígena vivía en pobreza, sin acceso a educación ni salud, trabajando mayoritariamente en la agricultura, en plantaciones de algodón y azúcar en la costa y la sierra. Durante el auge del caucho en la selva, fueron brutalmente esclavizados y asesinados por los caucheros.
Los mestizos, descendientes de indígenas y europeos, tuvieron más oportunidades de ascenso social y económico. Desempeñaron diversos roles: comerciantes, artesanos, empleados públicos, militares y, en la sierra, algunos se convirtieron en hacendados.
“Antes de la independencia, los criollos constituían una élite privilegiada pero subordinada a los peninsulares, con riquezas basadas en haciendas y comercio, y una identidad que combinaba valores españoles con un creciente orgullo americano. Su descontento con las restricciones coloniales los llevó a impulsar la independencia. Tras la independencia, los criollos se convirtieron en la élite dominante, controlando el poder político, económico y cultural. El auge del guano y el auge de las haciendas consolidaron su riqueza. La visión centralista y racista perpetuó la exclusión de indígenas y afrodescendientes, mientras que los mestizos comenzaron a desafiar su hegemonía. Aunque enfrentaron crisis, como la guerra con Chile, los criollos mantuvieron su dominio hasta el siglo XX, cuando la reforma agraria y el proceso de mestizaje transformaron su papel, aunque siguieron influyendo como parte de la élite moderna.” [AI]
En conclusión, las narrativas históricas deben ser revisadas y analizadas críticamente para entender qué significaron realmente los procesos históricos en nuestras naciones. Hoy, disponemos de datos estadísticos que nos permiten acercarnos a una visión más realista del pasado. ¿Quiénes fueron realmente libres después de la independencia en 1821? El grupo minoritario de españoles nacidos en el Perú, que se hizo con el poder para perpetuar su riqueza, mientras que las poblaciones indígenas, que conformaban la mayoría, vieron empeorar sus condiciones de vida. La independencia, en realidad, significó mayor opresión para ellos: eran despreciados, estigmatizados, objeto de explotación y marginación. Esa tara social aún afecta a nuestra sociedad en la actualidad.