El Ciclón llamado Yaku

Los efectos del Yaku todavía son impredecibles, aún no han mostrado su potencial destructivo.

POR: JULIO FAILOC RIVAS     

Lo que pudo ser una oportunidad para el gobierno –de utilizar los estragos del Ciclón Yaku en el norte y Lima para acercarse a la población—ahora se ha convertido en una amenaza para su estabilidad. No pretendemos ser generales después de la guerra, pero lo cierto es que el gobierno estaba advertido de lo que podría pasar; y pasó.

Es cierto que no era posible prever el Ciclón Yaku, pero se sabe que todos los años las lluvias generan daños en distintas partes del país. La pregunta del millón es ¿a qué se debe tamaño descuido? La respuesta es simple:  A gastar plata como cancha para neutralizar la reactivación de la movilización social en su contra en el sur que le garantice entornillarse en el poder hasta el 2026 junto a sus aliados del Congreso de la República.

Lo grave de todo esto es que ahora dicen no tener plata para enfrentar los daños materiales del ciclón Yaku en el norte y de la capital del Perú. Sin embargo, no tuvo reparos en gastar dinero para reprimir y neutralizar las movilizaciones sociales en el sur del Perú.  Afirman no tener dinero para atender a los damnificados, pero si hubo dinero para pagar a los bonos a la policía, para las bombas lacrimógenas, para el bufet y los celulares IPhone de los congresistas, para los autos Audi de los fiscales, para el pago de los asesores de la comisión del Fenómeno del Niño del Congreso que ya gastó más de medio millón de soles sin ningún resultado.

El Ejecutivo anunció el estado de emergencia todo el norte y Lima y que destinará 4 mil millones para la región Piura, no obstante, el Decreto Supremo 035-2023-PCM que declara el estado de emergencia por peligro inminente de las lluvias, señala explícitamente que las acciones que se planean ejecutar se financian con el presupuesto institucional de los pliegos involucrados, sin demandar recursos adicionales al tesoro público. Así de claro, el gobierno no compromete un solo centavo del tesoro público para atender a los miles de familias damnificadas por las lluvias generadas por el Ciclón Yaku.

Los efectos del Yaku todavía son impredecibles, aún no han mostrado su potencial destructivo. En la selva también hay alerta ante las intensas lluvias y en el sur, según los expertos, los estragos podrían llegar hasta la ciudad de Tacna. Lo grave de todo esto es que, en este último caso, las viviendas y la infraestructura pública y privada, no están preparadas para resistir intensas lluvias como las que se vienen.

El problema se agrava aún más cuando los gobiernos locales y regionales –y hasta el mismo gobierno nacional– no están preparados para enfrentar ni dar respuesta articulada a los fenómenos climáticos de la magnitud de la que estamos pasando. No existe una planificación, ni una cultura de prevención de la población frente a los desastres naturales.

Un Super Niño 2024 como del que ya se está hablando, en las condiciones en la que se encuentran las instituciones, ¡que dios los agarre confesados a Dina y al premier Otárola!

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