POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ
Entender la economía es, sin duda alguna, uno de los desafíos más grandes a los que se puede enfrentar una persona. Desde conceptos básicos como la oferta y la demanda, hasta temas más complejos como los impuestos y la política monetaria, la economía es un campo vasto y complicado que resultar difícil de comprender para la mayoría de las personas, incluidos economistas, contadores y políticos que no dominan aspectos como la denominada “depreciación acelerada”, que permite deducir como gasto de forma más rápida el desgaste de ciertos activos, a tal punto que Albert Einstein, uno de los genios más brillantes que ha existido en la historia, dijo en una ocasión que “lo más incomprensible del mundo es el impuesto sobre la renta”. Esta afirmación de Einstein pone de manifiesto lo complicado que puede llegar a ser entender los conceptos económicos, incluso para una mente privilegiada como la suya.
Un ejemplo reciente que ilustra la complejidad de la economía es el monto del Canon Minero (léase el 50% del impuesto a la renta, que es el 30% del total de las utilidades imponibles), de la mina Quellaveco de Anglo American por las ganancias por la venta de los minerales que extrae en comparación con lo que abonará la unidad operativa de Cuajone, que no obstante haber extraído menos, pagará según un enterado y distinguido economista mucho más que Quellaveco, que por cierto no ha sido lo suficientemente trasparente en cuanto a ciertos mecanismos fiscales, como por ejemplo en la denominada “depreciación acelerada”.
¡Eh allí el detalle!…
Y es que la denominada “depreciación acelerada”… es un mecanismo que permite una recuperación anticipada de la inversión, dado que las empresas pueden deducir como gastos por depreciación en corto tiempo el costo total de la adquisición de sus activos fijos para efectos tributarios, basándose en la Ley N° 31652 del 29/12/2022, que permite: “A partir del ejercicio gravable 2023, que los edificios y las construcciones se podrán depreciar, para efecto del impuesto a la renta, aplicando sobre su valor un porcentaje anual de depreciación con un máximo de treinta y tres con treinta y tres centésimas (33,33 %) hasta su total depreciación, siempre que los bienes sean destinados exclusivamente al desarrollo empresarial y cumplan con ciertas condiciones; a lo que se agregan la llamada lineal y la acelerada que para lo que tratamos en el presente artículo es lo que nos interesa, dado que al parecer en el caso del impuesto a la renta Anglo América Quellaveco habría logrado una reducción significativa de dicho impuesto debido a la aplicación de la denominada depreciación acelerada, que es un beneficio tributario que permite a las empresas deducir una mayor cantidad de sus inversiones en activos fijos, como maquinaria y equipos, en un periodo de tiempo más corto a razón de un 20% anual Esto significa que las empresas pueden reducir su carga impositiva de manera significativa, lo cual puede tener un impacto importante en las finanzas públicas y en la distribución de la riqueza.
Y si bien es cierto que la mina de Quellaveco ha producido más concentrado de cobre que Cuajone, la realidad es que ha pagado menos impuestos a la renta. (Nos gustaría conocer los montos totales: tanto el total de las ganancias, como lo descontado por depreciación).
Esto se debe a que Cuajone tiene más «costos hundidos», es decir, ha invertido en infraestructura y equipos a lo largo de los años, lo que le permitió desgravar en promedio una mayor cantidad de impuestos a razón de un 20% anual del costo del equipo. Inversión que de ampliarse la concentradora se incrementará y la cual también será deducida del impuesto a la renta.
Por otro lado, Quellaveco, al ser un complejo minero recién construido y haber invertido cerca de 5400 millones de dólares en total, tiene más activos por incluir en la depreciación acelerada. Esto significa que la empresa puede deducir una mayor cantidad de impuestos al considerar la depreciación de sus activos a lo largo de los próximos cuatro años.
Haciendo un ejercicio simple podríamos decir en teoría y de acuerdo al actual ordenamiento legal, que los iniciales 5400 millones podrían ser “descargados” o devueltos por el Estado a un promedio anual del 20% anual, lo que podría significar que a Anglo American este año se le reintegrara 1,100 millones de dólares que serán reducidos del IR.
Y si bien es cierto que la depreciación acelerada en minería es una herramienta clave para incentivar la inversión en un sector que requiere de grandes inversiones en activos fijos, como maquinaria pesada, equipos de extracción y procesamiento, y otros activos de gran valor, ello no implica que nos crucemos de brazos y analicemos la posibilidad de que se efectúen algunos cambios vitales y necesarios que impidan que en el campo de la minería se continúen dando casos que podrían fácilmente como injustos, como ocurrió cuando Anglo American vendió en el exterior a la minera japonesa Mitsubishi Corporation, que ya tenía una participación de 18.1% en el proyecto, el 21.9% de las acciones de Quellaveco por US$600 millones, sin que el Estado ni la región Moquegua se beneficiaran con un solo dólar. Hecho legal pero totalmente injusto si consideramos que el yacimiento fue comprado por Mantos Blancos, subsidiaria de Anglo American en solo 12 millones de dólares en tres cómodas cuotas, por lo que sin producir un solo gramo de cobre ya ganaron una fuerte cantidad.
La problemática del cobre nos lleva a expresar una vez más la urgente necesidad de crear, imitando cuándo no, –pero con sana envidia–, a nuestros vecinos del sur, un centro de investigación en todo lo relacionado a la industria del cobre, recordando que el 5 % que recibe la universidad nacional es precisamente para investigar, pero investigación de calidad y no como la que hoy se da en la UNAM, la que deja mucho que desear, para lo cual en función del bien común y también de sus intereses, las grandes empresas existentes en la región deberían crear un patronato cultural y educativo que aparte de imitar y superar a los chilenos, propicie que Moquegua sea una región piloto en lo relacionado a educación, inteligencia artificial, energía y minería e impuestos.