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12 marzo, 2025 1:45 pm

El Barrio Belén

Había muy bellas jóvenes, recuerdo a Ducelia Quevedo, que era nuestra Sofía Loren; Diana León, Carmen Ghersi, que fueron reinas del aniversario; Floccy Koc Cha Vera y muchas más.

POR: NOLBERTO ARATA HURTADO

El Barrio Belén, que inicia desde la calle Tacna, hace años casi todos los moqueguanos nacían, morían, certificaban su existencia y se casaban aquí. Esto sucedía porque allí estaba la municipalidad, donde se asentaban las partidas de nacimiento, defunción o las de matrimonio civil. Al frente está la casa de Mercedes Cabello de Carbonera.

El inicio de la vida, los cuidados para una buena salud y larga vida también estaban en este barrio, porque aquí funcionaba el hospital San Juan de Dios y las farmacias “Francesa” de Carlos Alberto y la “Cossío” de J.H. Cossío. Ambas preparaban fórmulas magistrales.

La fe hacia Dios se patentizaba en la iglesia Santo Domingo o en la capilla de Belén. En estos templos recibían el bautizo, la primera comunión, la confirmación de su fe católica y hasta su matrimonio.

Era el emporio comercial de Moquegua. Comenzaba con la “Recoba”, también las más importantes tiendas, la mayoría administradas por chinos, vendían abarrotes, telas, zapatos, confecciones y más. Los hermanos León: Julio, Manuel y José vendían lo indicado y otros productos. Julio proveía desde una aguja hasta electrodomésticos. Un gran proveedor, no chino, era Villegas, que importaba muebles y menaje desde Francia y otros lugares de Europa. En la esquina de la plaza estaban Daniel Zeballos y Julio Pinto, que importaban bacalao de Noruega, vital en la culinaria moqueguana para la sopa de viernes o sopa de pan; salsa de tomate desde Italia o pimentón desde España. Sería muy importante que la municipalidad, el Ministerio de Cultura o algún historiador investigue el origen y la cantidad de ítems que administraban tanto chinos como peruanos.

Las fábricas de gaseosas de Jorge Ghersi y de Pacífico Zeballos estaban en este barrio.

La librería Cabello y Ademar Pinto, que distribuía los más importantes diarios del país, constituían el faro cultural de la ciudad. En la calle Moquegua quedaba “La Recaudadora”, ahora Banco de la Nación.

Aquí se elaboraban los mejores licores: el “coñac” de la bodega Villegas y los macerados de damasco, ciruela, cremas de mora, tumbo, papayita torateña, pomarrosa, chirimoya y más, preparados por la experta Alicia Salas, esposa de don “Pancho” Chávez.

El bar de Alejandrino, lugar muy recordado y querido para agasajar a las guapas después de la retreta. Allí atendían la bella Benicia y Fernel, que preparaban el renombrado y exclusivo “Barrandamblán”.

Desde este barrio, don “Pancho” Chávez hacía el transporte diario a Torata y otros transportistas a Carumas y más localidades y distritos altoandinos. También Saúl Reyes, que era la referencia en el transporte a Lima.

La sombra dejó de ser tinieblas porque allí funcionaba la Planta Eléctrica, aunque muchas veces fallaba o solo brindaba el servicio por horas, y luego aparecían los fantasmas, la “viuda” o la “pava”.

Panaderías muy renombradas eran las de “Patadón” Meza o de la familia Dávila. El único “chifa” era atendido por los esposos Bernardo y Manuela Liu.

Había muy bellas jóvenes, recuerdo a Ducelia Quevedo, que era nuestra Sofía Loren; Diana León, Carmen Ghersi, que fueron reinas del aniversario; Floccy Koc Cha Vera y muchas más.

El único parque, el Bolívar, frente al colegio “La Libertad” y después “Santa Fortunata”, era poco concurrido para los escarceos amorosos porque los ojos y oídos de doña Gumercinda y doña Julia tomaban debida nota y, al siguiente día, todos sabían quiénes habían estado, haciendo qué y hasta lo que habían dicho. Por eso preferían “La Alameda”, que era más propicia, pero los envidiosos tumbaron la vilca que daba protección a los enamorados.

Estos pocos recuerdos, por razones de espacio, espero reverdezcan su memoria y den alegría a tan emblemático barrio.

Análisis & Opinión