POR: JULIO FAILOC RIVAS
Conversar con la Dra. Doris Balvín después de muchos años, me devolvió la esperanza de que aún es posible articular –de manera innovadora– un movimiento social de resistencia al cambio climático y sus efectos. Doris, que yo recuerde, siempre fue una militante ambientalista, ahora es una voluntaria humanista, o sea, sigue siendo la misma, sólo que más completa porque ahora su misión es salvar el planeta de los efectos del cambio climático.
Nadie lo cree, pero el planeta está en una crisis ambiental y camina hacia una hecatombe. Las películas que creíamos ciencia ficción, producto de la imaginación de los productores cineastas ahora son una realidad: “Tornado”, “Inundación” “El Gran Huracán Categoría 5”, “Geo-tormenta”, “La última ola”, entre otros.
Hoy el mundo necesita de una revolución que cambie nuestro modo y estilos de vida. Como lo dice Camila –una niña de apenas 16 años– “revolucionar la manera en que consumimos, en que producimos e interactuamos con el planeta y las demás personas. Revolucionar la manera en que pensamos”.
Sirva esta reflexión para plantear algunas formas innovadoras en la que economía puede redefinir sus modos de producción y aporten a la sostenibilidad del planeta.
Nuestro modo de producción se ha basado en una economía lineal de hacer, utilizar y desechar. La mayoría de productos que utilizamos todos los días, como por ejemplo una lavadora, un smartphone o una simple botella de plástico se produce, se usa y desecha muy rápidamente porque no es reparable, luego todos estos componentes son desechados y se van a la basura, con sus secuelas ambientales.
Sin embargo, existen modelos alternativos, como la economía circular que plantea un sistema de producción más amigable con el medio ambiente. En Chile, por ejemplo, existe el Centro de Innovación y Economía Circular que ha sido creado desde la práctica hacia la teoría y que no es otro que un modelo económico que busca mantener el valor de los productos materiales durante el mayor tiempo posible, buscando la reparación, la reutilización y el reciclaje de estos materiales generando empleo de calidad y combatiendo el cambio climático como respuesta al modelo lineal de la economía basado en la premisa hacer-usar-desechar.
Existen modelos exitosos de economía circular y los podemos ver en a través de distintas industrias, desde la moda y textil, electrodomésticos e incluso en industrias y la actividad minera o en otro tipo de industrias pesadas.
Cada peruano produce más de un kilo diario de basura, lo que se traduce en más de 11 mil millones de toneladas al año, con sus consiguientes efectos sobre la contaminación y el cambio climático.
Cambiar el modo de producción y estilos de vida es un asunto de vida o muerte.