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22 noviembre, 2024 7:53 am

Don Juan Manuel Anco Cornejo: El centenario de una leyenda viva en Moquegua

Su vida no solo está llena de recuerdos de progreso tecnológico e histórico. "Chimenea" ha sido, y sigue siendo, un hombre de acción. A pesar de haber llegado a los 100 años, se levanta cada día a las 4 de la mañana para hacer ejercicio, una rutina que él considera el secreto de su longevidad.

POR: RONY FLOR COAYLA    

Si usted pregunta por Juan Manuel Anco Cornejo, es posible que pocos lo reconozcan. Pero si menciona al popular «Chimenea», de inmediato le hablarán del veterano que, este 23 de octubre, celebró nada menos que 100 años de vida, y ahí sigue, «vivito y coleando», administrando la cochera de la china «Macalula» en la tercera cuadra de la antigua calle San Francisco, hoy conocida como jirón Lima.

Nacido en la segunda década del siglo XX, bajo el gobierno de Augusto B. Leguía, es uno de los pocos testigos que quedan de una época en la que vio al avión que lanzaba volantes anunciando la revolución de Sánchez Cerro. «Chimenea» sabe perfectamente quiénes fueron los primeros moqueguanos en adquirir los automóviles que circularon por las calles empedradas de la vieja Moquegua.

Conoció al operador y al boletero de El Kalamazo, el histórico ferrocarril que conectaba Moquegua con Ilo, y fue testigo de cómo las máquinas fueron trasladadas a Tacna en 1964. Recuerda, además, el funcionamiento del tornamesa, ubicado cerca de lo que hoy es el mercado central de la ciudad.

Entre sus anécdotas más curiosas, cuenta cómo fue la llegada del primer automóvil a Torata: la gente, asustada, se alejaba pensando que era un animal, y luego, por pura curiosidad, buscaban dónde «la bestia» hacía sus necesidades.

El apodo de «Chimenea» le fue dado por un compañero de colegio cuando, de niño, jugaban a los carritos y trenes. Al imitar el sonido de un ferrocarril con una precisión asombrosa, el «Huaccho» le puso el apodo, que hasta el día de hoy lleva con orgullo. Y aunque nunca ha fumado en su vida, la ironía de su sobrenombre lo ha acompañado por siempre.

«Chimenea» fue testigo de los partidos del Club Nacional en El Gramadal, donde jugaban figuras como Víctor Montalvo (su vecino), Carlos Vásquez, Francisco Kuong, Ernesto Cam, René Cortez, Carlos Gómez, Jorge Cornejo, Jesús Ampuero, Raúl Araníbar, Jesús Benza (padre del cura), Pedro Adriazola, entre otros. En aquellos días, las pelotas de cuero se cosían, y los jugadores tenían que ser precavidos al cabecear, pues un mal movimiento podía resultar en una lesión seria.

Aunque nació en el mismo año que se fundó el APRA, «Chimenea» se declara fervientemente acciopopulista, y no duda en afirmar que el mejor presidente del Perú fue, «sin lugar a dudas, el arquitecto Fernando Belaúnde Terry». Si hubiese sido mayor, bien pudo haber sido parte del plebiscito de 1929, cuando Tacna regresó al territorio nacional.

A lo largo de su vida, «Chimenea» también jugó al fútbol, fue gallero y, para llegar a sus 100 años, tiene un secreto: todos los días, sin excepción, se levanta a las 4 de la madrugada para hacer ejercicio en el terreno que administra. En cuanto a la comida, no se priva de nada, disfrutando de chicharrón, picante y cuy, y de vez en cuando, un vinito, aunque siempre con moderación.

También desempeñó una destacada labor como auxiliar educativo en el colegio Perú Birf A-12 Manuel C., donde, a lo largo de décadas de servicio, se ganó el afecto y el respeto de toda la comunidad educativa, incluyendo docentes, personal administrativo y alumnos. Su dedicación y compromiso dejaron una huella imborrable en varias generaciones, de Don “Manuelito”.

De esos auténticos y orgullosos moqueguanos, como él, van quedando muy pocos. Su historia y vivencias han quedado plasmadas en el libro «Relatos de un Pata de Perro», escrito por el mismo autor de este artículo, como testimonio de una vida que refleja el espíritu de un moqueguano que lentamente se desvanece, pero cuyo legado permanece intacto en la memoria de su gente.

¡Felices 100 años, Don Juan Manuel «Chimenea» Anco Cornejo! Su legado permanecerá vivo en los corazones de todos aquellos que han tenido el honor de conocerlo y escuchar sus increíbles relatos.

Análisis & Opinión