POR: ABOG. SANTOS COHAILA FLORES
Los resultados de la encuesta nacional de percepción ciudadana del INEI (abril–junio 2025) revelan una tendencia preocupante: la desconfianza hacia los gobernadores regionales del sur del Perú supera el 70% en todos los casos, confirmando un patrón estructural de falta de legitimidad institucional.
AREQUIPA Y TACNA, LOS NIVELES MÁS ALTOS DE DESCONFIANZA
Con Rohel Sánchez Sánchez, en Arequipa, el 50.2% de la población declara no confiar “nada” y el 35.1% confía “poco”, alcanzando una desconfianza total de 85.3%.
De forma similar, Luis Torres Robledo en Tacna registra 51.3% “nada” y 35.2% “poco”, lo que equivale a una desconfianza general del 86.5%, el nivel más alto entre las regiones evaluadas.
Estos resultados reflejan una profunda ruptura en la relación entre ciudadanía y autoridad regional, con percepciones marcadas de ineficiencia, escasa transparencia y lejanía en la gestión pública.
MOQUEGUA: LIGERA MEJORA, PERO SIN CONSOLIDAR CONFIANZA
En Moquegua, los niveles de desconfianza a Gilia Gutierrez Ayala, alcanzan el 75.9% (40.4% “nada” + 35.5% “poco”).
A pesar de ello, la región presenta el mayor porcentaje de confianza relativa, con un 18% de respuestas “suficiente”, lo que indica una percepción algo más favorable hacia la gestión regional.
Sin embargo, tres cuartas partes de la población moqueguana mantienen una posición de desconfianza, lo que evidencia que la legitimidad institucional sigue siendo frágil.
UN PROBLEMA ESTRUCTURAL
En conjunto, los resultados del INEI muestran que la desconfianza ciudadana hacia las instituciones regionales es estructural y transversal, más allá de las particularidades locales.
Desde una perspectiva de gobernabilidad democrática, esta situación se traduce en una débil legitimidad institucional, que limita la capacidad del Estado regional para implementar políticas públicas efectivas y sostenibles.
Cuando más del 70% de la ciudadanía no confía o confía poco, se erosiona el capital social necesario para la cooperación entre gobierno y sociedad, afectando directamente la ejecución de programas y el cumplimiento de metas.
CONCLUSIÓN COMPARATIVA
El patrón común en el sur peruano es claro: los gobiernos regionales enfrentan un serio déficit de legitimidad social, consecuencia de gestiones percibidas como distantes, poco eficientes y escasamente transparentes.
Para revertir esta tendencia, es imprescindible fortalecer los mecanismos de participación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas, pilares esenciales de una gobernabilidad moderna y confiable.