POR: KAREM ROCA LUQUE
Dicen que la justicia que tarda, no es justicia. Lo mismo podríamos decir de los allanamientos: si estos resultan ser tardíos, no cumplen su objetivo, ya que el investigado por corrupción ha tenido tanto tiempo para armar su coartada. Ha pasado tanto tiempo que el allanado, con desfachatez, se atreve a decir: “Ya estoy listo, pueden allanarme cuando quieran”. Sin embargo, no hay crimen perfecto; siempre hay detalles que pueden ser importantes.
Si realmente quisiéramos encontrar evidencias que aclaren las denuncias en contra de MV, habría que hacer algunos otros allanamientos. En el caso de MV, continuaba siendo gerente de operaciones de CyM Vizcarra hasta agosto del 2018, cuando él era ministro de Transportes, incluso cuando fue presidente de la República. ¿No sería esto razón suficiente para allanar las oficinas y almacenes de esta empresa y las propiedades de su hermano y ex socio?
El otro hermano, Mario, fue acusado de regalarle un carro a un funcionario de la municipalidad de Ilabaya. El caso aún se encuentra vivo, declarado como “caso complejo” (tipo delictivo que afecta a más de un bien jurídico, como la acusación y denuncia falsas, que lesionan el honor y la administración de justicia).
Muchos comentan sobre la señora Maribel, siendo esposa del investigado y quien administra la economía de la familia Vizcarra Díaz, ¿no habría que allanar la casa de su familia?
Aquellos familiares y amigos muy cercanos que le deben favores a Vizcarra, considerados los “Shakira del poder”, que hablan de un odio inexistente, claro siempre tendrán frases alusivas a lo que les dicta su conciencia, porque creen haber evadido todos los filtros de la justicia, pero aquí les digo: Los muertos hablan, solo así podrán descansar en paz.
MV dice que tiene la conciencia tranquila y que todo lo que ha hecho en su vida es absolutamente transparente. Lo que podemos decir quienes lo conocemos, es que lo único que ha hecho bien en su vida es mentir.
Este 22 de marzo fue su onomástico y ese mismo día dio una entrevista en Hildebrandt y sus trece. Claramente se puede leer que se acordó de su ex asistente, aquella quien limpiaba su oficina, porque simplemente no quería que nadie entre a su despacho por tener problemas de olfato, no tolera la limpieza con Poett, lejía, y mucho menos que su entorno utilice perfumes fuertes.
En esta entrevista de dos páginas completas, el titular es: “No quieren que sea candidato”, donde Vizcarra de manera afirmativa indica que mi persona actúa como una sicaria política.
“El ladrón piensa que todos son de su misma condición”. Los sicarios son los que asesinan por encargo, normalmente de bandas criminales, para eliminar a otro criminal. Si este señor cree que se requiere un sicario político para acabar con él, probablemente es porque él se considera un criminal político. Tal vez por eso vive asustado, echándole la culpa de sus actos a todos los demás, pero en este caso a quien debe temer es a la justicia y dejar de ver fantasmas en cada esquina. Aunque en política dicen que no hay muertos, usted hace rato huele mal. Tal vez no necesita un “sicario político”, tal vez no se da cuenta de que, con sus actos, solito se “suicidó políticamente”.
Vizcarra parece olvidar todo lo que dice. Se considera un hombre muy listo y piensa que los peruanos olvidan todas sus mentiras. Si le preguntas muchas veces sobre un mismo tema, va a tener distintas versiones, acompañadas de tartamudeo y sacada de lengua por ambos lados de sus labios.
Cuando trabajé con Vizcarra en Moquegua y en Lima, nos comunicábamos por gestos. Aprendí a interpretar sus señales, aprendí a interpretar lo que tenía que decir ante su esposa sobre sus conocidas amigas, aprendí a interpretar cuando no quería recibir a alguna persona que visitaba Palacio de Gobierno, aun cuando en sus viajes a provincia les decía “visítame en palacio”. Aprendí a mirar muchas cosas y simplemente decir que no había visto nada.
Aprendimos a recibir los regalos en Palacio de Gobierno, junto al personal de edecanes y técnicos de orden. Cuando recibíamos los regalos, teníamos que llevarlos directamente a su residencia. Vizcarra sabía lo que le enviaban y quién regalaba porque se comunicaban con él previamente. Si faltaba algo, lógicamente se daba cuenta. La diferencia entre Vizcarra y el gobernador regional de Ayacucho Alfredo Oscorima es que a Vizcarra no le gusta usar reloj, mucho menos perfumes.
En pandemia manifestó que “El mejor regalo de cumpleaños que podían hacerle era quedarse en casa”. Lógicamente, teniendo encerrados a todos los peruanos, pudo manejar el país a su antojo, junto a su círculo más cercano.
Lentamente se va acercando lo que parece inevitable. En fin, cada quien escoge su camino y sus metas y parece que el final del camino que escogió MV es lo que tanto pregona en sus entrevistas: “Cárcel para los corruptos”.
Amables lectores, nos vemos la próxima semana. Ante tanta lucha por abrirle paso a la verdad y lo que Vizcarra quiere ocultar, “seguiré siendo la roca en su camino”.