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12 septiembre, 2024 5:31 am

Cuando Latinoamérica fue más que EE.UU.

POR: BETO LAJO PAREDES   

En la obra “Del buen salvaje al buen revolucionario” de Carlos Rangel (Monte Avila Editores, cuarta edición 1976), dice: “Todavía en 1700 el Imperio Español de América aparecía a los contemporáneos incomparablemente más rico (lo cual era) y además más potente y prometedor que las colonias inglesas de Norteamérica” (p. 35), a pie de pág., escribe: “México, Lima y diez o veinte otras aglomeraciones urbanas hispanoamericanas eran ya ciudades respetables antes que los ingleses intentaran su primer establecimiento en Norteamérica. México tuvo imprenta en 1548. Las Universidades de México y Lima fueron fundadas en 1551… En contraste, Boston no fue fundada hasta 1630, y todavía a finales del siglo XVIII era, lo mismo que Nueva York o Filadelfia, inferior a las ciudades virreinales de la América española. La población de los EEUU, seguía en ese momento siendo mayoritariamente rural”. (p. 35), agrega: “En cambio, la imaginación más desenfrenada no hubiera podido prever que esas precarias colonias inglesas serían, antes de mucho tiempo, un país independiente, poderoso y expansionista” (p. 35), añade “en 1879 la marina de guerra norteamericana era inferior a la de Chile, país que ese año demostró su potencia naval” (p. 36), continúa “En ese momento los EE.UU. eran un país productor sobre todo de materias primas, minerales y agropecuarias, y en todo caso prácticamente no participaba en el comercio internacional salvo como exportador de esos productos e importador de manufacturas y capital; las mismas condiciones de las cuales se asegura hoy que son causa suficiente del atraso de Latinoamérica” (p. 36).

América hispana era más desarrollada que América del norte, esta situación se modifica y consolida en los siglos XIX y XX, EE.UU. se convierte en potencia mundial, Latinoamérica queda rezagada hasta hoy (siglo XXI). ¿Cómo explicar el hecho histórico del estancamiento de Latinoamérica y el acelerado desarrollo de Norteamérica?

Hace mención al diario de Francisco de Miranda, indica: “Con tranquilo sentido común, Miranda atribuye las virtudes y prosperidad que observa en la sociedad norteamericana no a ningún todavía imposible e impensable abuso de poder con relación a otras naciones, sino sencillamente a las ventajas de un gobierno libre (sobre) cualquier despotismo, cosa que poquísimos franceses o españoles familiarizados con los EE.UU. son capaces de discernir, por no haber penetrado el arcano maravilloso de la constitución británica” (p. 40), y a la “autoridad de las Leyes” (p. 41).

Latinoamérica, ha tenido y padece de regímenes despóticos: militares y civiles, fascistas y comunistas, todos negadores de la libertad, transgresores de la Constitución, incumplidores de la ley y pervertidores de la democracia. He ahí una explicación. Al respecto, Jean-Francois Revel, prologa: “La historia del siglo XX prolonga la contradicción original de Latinoamérica. Sigue rebotando entre las falsas revoluciones y las dictaduras anárquicas, entre la corrupción y la miseria, entre la ineficacia y el nacionalismo exacerbado” (p. 14), expone: “en Latinoamérica el subdesarrollo económico es consecuencia del subdesarrollo político” (p. 15); concluye: “Si con su herencia cultural occidental y con su situación relativamente favorable, Latinoamérica no logra encontrar su camino sin renunciar a los ideales y a las conquistas de la Revolución Liberal, eso sería de muy mal augurio para el resto del planeta, puesto que significaría que la mayor parte de la humanidad no puede ser gobernada sino por el autoritarismo y el terror” (p. 16).

EE.UU. compró “Luisiana a Francia, Florida a España y Alaska a Rusia”, desalojó “a los herederos del Imperio Español de extensos territorios” se abrió “paso hasta el Pacífico, donde arrebataría Oregón a Inglaterra” (p. 35); “sufrieron una contienda civil (1860-1865) terrible y sangrienta, más destructiva y total que ningún otro conflicto armado que el mundo hubiera conocido hasta entonces. De esa guerra, el Norte vencedor salió con un impresionante aparato bélico, pero lo desmanteló”; “en 1898 …, con barcos flamantes construidos a toda prisa, desbarataron la Armada española en Cuba y Filipinas. Entre 1904 y 1914 terminaron el Canal de Panamá … En 1917 decidieron con su intervención la derrota de las Potencias Centrales en la Primera Guerra Mundial” (p. 36); a partir de 1923, obtuvieron Premio Nóbel en física, química y medicina, construyeron “la primera bomba atómica, el primer reactor nuclear”; y pusieron “el primer hombre en la luna”, “lo más notable … la productividad agropecuaria norteamericana sea de tal modo espectacular”, han conseguido “autoabastecerse ampliamente y ser además grandes exportadores de alimentos” (p. 36). Superaron a Latinoamérica y Europa, con libertad, democracia, educación, ciencia e inversión. Indoamérica su destino es ser el Pueblo-continente de pan con libertad.

Análisis & Opinión