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22 noviembre, 2024 11:49 am

Cuando el dinero nos vuelve vanidosos – I

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ   

En estos tiempos, tanto hombres como mujeres estamos viviendo en un mundo tecnológico y consumista, donde casi todo está determinado por la imagen que queremos proyectar. Creemos que, porque nos blanqueamos el rostro o nos hacemos una estiradita en la piel, dejaremos de ser lo que somos.

Hace años, trabajaba en un centro de resonancia magnética, donde llegó una mujer repitiendo: “La vanidad es pecado.” No entendía muy bien mientras hacía su historia clínica, y luego me comentó su vivencia.

Ella en ese momento era una mujer joven de aproximadamente 29 años, bonita a mi parecer, y me narró lo siguiente: “Me sentía bien conmigo misma y tenía las partes de mi cuerpo en buena medida, pero me entraron las ganas de tener más glúteos. Entonces pensé que sería buena idea colocarme implantes para poder tener unas nalgas más grandes; así lo hice. Cuando lo llevé a cabo, me encantaron los resultados, fue extraordinario. Hasta que, en el transcurso de los días, empecé a tener dolores fuertes en las rodillas, tobillos y codos. El dolor, al cabo de los días, se fue intensificando y no tuve de otra que venir a hacerme una resonancia para saber qué estaba pasando. Y me dijo, casi llorando, que lo peor es que había incentivado a mi sobrina, de solo 18 años, a que lo hiciera sin saber todo lo que iba a pasar.”

Luego del examen, se concluyó que debía sacárselos porque su cuerpo los estaba rechazando.

Me hace recordar a una representante política de nuestro país que solo está pensando en cómo negar sus orígenes, aparentando ser más blanca o cambiando las facciones que nuestra hermosa tierra nos heredó. En realidad, cualquier persona está en su derecho de hacer lo que guste con su cuerpo, su dinero y su tiempo. Pero en el caso de ella, que está a cargo del país, donde hay mucha necesidad y tanta gente muriendo de hambre, de sed, de frío o de mucho calor, ¿qué hace la señora? Está pensando en cómo tener una cara tan dura por lo estirada que está para que diga: “Nadie me va a sacar”.

Análisis & Opinión