Por: Arnulfo Benavente Díaz
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deporta en forma masiva a inmigrantes ilegales que cruzan la frontera, esto genera debate entre demócratas y republicanos.
Algunos argumentan que la deportación de inmigrantes ilegales es necesaria para hacer cumplir las leyes de inmigración y proteger la soberanía nacional.
Sostienen que la deportación puede ayudar a reducir la delincuencia y mejorar la seguridad. Expresan que los recursos del país son limitados y que deben utilizarse para ayudar a los ciudadanos estadounidenses.
Otros dicen que la deportación viola los derechos humanos de los inmigrantes ilegales, especialmente aquellos que han estado viviendo en Estados Unidos por muchos años y tienen familias y trabajos.
La decisión de deportar o no a inmigrantes ilegales es una cuestión compleja que involucra consideraciones legales, económicas, sociales y morales.
Cruzar la frontera de forma ilegal es un crimen y un delito en Estados Unidos. La ley federal, específicamente el Título 8 del Código de los Estados Unidos, Sección 1325, define la entrada ilegal como un delito. Las penas por cruzar la frontera sin autorización varían según la gravedad del caso, oscilando entre seis meses y veinte años de prisión.
En realidad, en varios países de Latinoamérica también se puede alcanzar el éxito y el progreso; todo depende de la perspectiva personal.
