Crianza saludable III: felicidad

La felicidad de una persona no depende de los demás, sino de sí misma y del apoyo de los seres queridos

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ    

Entiendo que los padres, en su búsqueda de la felicidad de sus hijos e hijas, toman decisiones difíciles que a veces pueden traer resultados opuestos a los deseados. ¿Cuánto ha cambiado este tema en los últimos años?

No quiero ser ofensiva ni mucho menos maltratar a alguien con mi siguiente artículo. Solo quiero aclarar que mi objetivo es que cada ser humano sea feliz. Siempre he pedido que cada uno haga lo que mejor crea para sí, sin hacer daño a los demás. Sin embargo, a veces esto se queda en intentos fallidos. A pesar de tomar decisiones tras muchas batallas, vivimos en una sociedad que no siempre es compasiva, e incluso puede ser cruel.

Antes, la crueldad era más común entre los adultos. Ahora, desde muy pequeños, los niños ya presentan actos crueles, como cuando varios se unen para maltratar a un solo niño o niña sin ninguna clase de consideración o piedad, o simplemente se burlan de su forma de ser, de actuar o de pensar. Muchas situaciones específicas que nos ocurren en la niñez o adolescencia pueden llevarnos a la confusión, sin saber realmente qué hacer. Por eso, es importante meditar y buscar orientación para, una vez aclarado el tema, poder proceder.

A los padres: cuando sus hijos e hijas les pidan hacer algo diferente o les pregunten sobre ir en contra de lo que socialmente está normado, debemos, antes de juzgar, reflexionar con ellos y empaparnos del tema para entender por qué piensan o quieren actuar de esa manera diferente a lo establecido.

Si creen que es algo fuera de sus posibilidades debido a la relación que tienen con el menor, entonces busquen ayuda profesional. Dejemos de lado el “qué dirán”. La felicidad de una persona no depende de los demás, sino de sí misma y del apoyo de los seres queridos que la rodean. Les aseguro que, cuando realmente escuchamos, podemos verdaderamente ayudar.

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