POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS
La fiesta carnavalesca concluyó en el palacio municipal. Su majestad Consuelo I, que el entusiasmo periodístico llamaba también Consuelo de Lima, fue agasajada junto a su corte de bellas damas de compañía por el alcalde limeño Andrés Dasso. Los principales medios informativos como El Comercio, La Prensa, Variedades… daban noticia del corso acompañado de fotos de todos los ángulos y momentos.
La reina Consuelo de Lima recibió homenajes en los principales cinemas de la capital recogiendo «estruendosas ovaciones y vítores, confirmando su popularidad». Estuvo en el teatro de Lima, en la sala San Martín, en el teatro Excelsior, fue especialmente invitada al club Regatas Unión, al Club de la Unión…
Se acababa de inaugurar el exclusivo Country Club de Lima, “la obra de ornato y lujo más valiosa y mejor que se ha ejecutado en los últimos años en el país”. Allí, el 26 de febrero de 1927, se realizó el primer baile de disfraces por el carnaval, que se festejaba ese fin de semana, con la reclamada asistencia de la reina de Lima Consuelo I nuestra bella paisana Consuelo Paernio Chipoco, que escoltada de su corte de honor recibía el saludo de la crema y nata de la aristocracia limeña.
Aún tres décadas después, en las crónicas evocativas, con nostalgia anotaban que fue una reina popular que dejó el más grato de los recuerdos.
De su temprana afición por el canto “Radio Digest Illustrated”, del 30 de enero de 1926, informaba de la actuación radial en Lima de Consuelo Paernio, entonces de 17 años, interpretando el aria de la ópera “La Wally” de Alfredo Catalini. Acompañada en el piano por el destacado músico tacneño Federico Gerdes Muñoz que fuera fundador del Conservatorio Nacional de Música.
Pasadas las fiestas, sus sueños juveniles empezaban a hacerse realidad y sus plegarias a ser atendidas. La prensa limeña informaba que la “señorita Consuelo Paernio, reina del carnaval de Lima en 1927 y que por su excepcional voz de soprano absoluta y relevantes condiciones artísticas en breve será enviada por el gobierno a Italia a proseguir sus estudios”.
La Prensa, único diario español e hispano americano en Nueva York, el 14 de junio de 1929 informa con el titular de “Renacimiento artístico en el Perú. Estrellas liricas en desarrollo”, da noticia del comentario de Roberto de Hungría que “señala una interesante nueva generación lírica peruana que se apresta a venir a luchar por el triunfo en los Estados Unidos… La capital del Perú dará muy pronto al mundo del arte nuevas estrellas, que prometen ser de primera magnitud. Consuelo Paernio que completa sus estudios en Roma, y Lucrecia Sarriá que los sigue en Milán, prometen ser dos cantantes de primera clase”.
Fue enviada a Italia. Don Luis Kuon C. nos dice en su historia de Moquegua que fue becada por el gobierno de Augusto B. Leguía para seguir estudios de canto en el Conservatorio de música de Milán. A su retorno, en Lima participó en una audición en Radio Goicochea en setiembre de 1938, en homenaje a Moquegua junto a otras damas e intelectuales. En esta audición los números musicales estuvieron a cargo de las primas Julia Chipoco de Elías al piano y de Consuelo Paernio Chipoco que interpretó algunas canciones, entre ellas «Las gaviotas», considerada netamente moqueguana.
Manuel Cáceres Jourde en la revista Mundial había dedicado a la reina de Lima, S. M. Consuelo I, el poema “Ha pasado la reina». Composición poética de diez estrofas de cinco versos cada una, en la última le canta: «Has pasado radiante, mi reina encantadora, aquellos que te vieron, no te van a olvidar; aunque muera el reinado, siempre vive tu hora en el alma de un pueblo, que orgulloso te adora, para siempre, señora, para siempre, jamás…”.
Sí, era para no olvidarla.
Viajó a EEUU en 1944, radicó en Nueva York; contrajo matrimonio con Francisco Xavier Walsh Moore. Se dedicó al negocio de patentes. En 1950 solicita la ciudadanía norteamericana, firma como Consuelo Paernio Walsh.
De la moqueguana que fue reina de Lima y exitosa soprano no volvimos a tener noticias.
