POR: DR. JAROL RAMOS ROJAS

“LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN”

En primer lugar, cómo se puede decir que van a luchar contra la corrupción cuando para postular no han forjado un partido político o movimiento político con bases organizadas que puedan dar la garantía que será supervisados por su propio movimiento o por sus militantes.

¿Alguno se sentirá militante de ese movimiento alquilado? ¿Se sentirá propietario de sus consignas, de sus objetivos estratégicos, de su visión, de su misión?

No, estos candidatos han buscado alquilar un movimiento político, movimiento político al cual no le estimula organizar, cohesionar, darle vida de manera sostenible.

A ellos les interesa utilizar a dicho movimiento hasta ganar las elecciones y de allí solo rendirán cuentas a sus propias huestes y entonces dicen “si votaste por mí no me acuerdo” y con toda seguridad eso dirán estos candidatos.

Aquí empieza la corrupción. Y desde el punto de vistas estrictamente moral los delitos de función pública empiezan por no tener una formación ética a cabalidad. Ahí empieza la corrupción. Pero luego que asumen el poder no tienen ese servicio ciudadano que reclama la función pública.

En los pasados cuatro años, talvez ocho años a estos caballeros que postulan “su lucha contra la corrupción” no se les conoce ninguna denuncia ante el ministerio público por algún delito cometido en función pública de algún funcionario.

“Nunca se han comprado el pleito” pero ahora en los medios de comunicación dicen que van a luchar contra la corrupción. No se les conoce ninguna denuncia pública contra el actual gobierno regional que ya tienen en su haber varios sentenciados, otros fugados, por haberse dictado prisión preventiva. Cómo diría Tulio Loza ¿Dónde están? O ¿Dónde estuvieron?

LA EDUCACIÓN ES PRIMERO

Algunos candidatos en su declaración de hoja de vida han declarado que no tienen profesión, que hace más de 30 años culminaron su educación secundaria y por razones equis como muchos peruanos no pudieron iniciar sus estudios técnicos o pedagógicos o universitarios. Pero el peruano común que no siguió estudios superiores, no dice o postula a cargo público y dice que la educación es primero.

Esos peruanos siguen en sus labores cotidianas, haciendo patria por doquier. El problema está cuando algunos se hacen candidatos y postulan algún pliego y nos quieren enseñar “que la educación es primero”. “Y que ellos velaran por la educación de los niños, jóvenes y que respetaran la educación superior”. Entonces surge la pregunta ¿Cómo respetarían la educación lograda por miles o millones de peruanos cuando ellos ni siquiera pasaron por la educación superior?, por ejemplo ¿los jefes de pliego respetan la meritocracia? NO.

No les importa que un joven haya culminado su educación superior, haya logrado su maestría, que tenga alguna especialidad.

Lo que les interesa a estos jefes de pliego es que sean de su entorno, que sea su amigo, que le lleven el maletín. Sino preguntémonos que ha pasado con el titular de pliego del gobierno regional, ¿acaso no es cierto que los miembros del Fondo de Apoyo Gerencial que perciben una remuneración de 8000 soles mensuales promedio no reúnen los requisitos de meritocracia?

¿Son solo amigos del gobernador? Por eso repetimos, las personas que no se forjaron en la educación, en la especialidad, que no creen en la formación continua no podrán valorar la meritocracia.

O acaso ¿podrán sustentar y verdaderamente apoyar la educación de los demás?, la experiencia señala que no es así.

Por otro lado, no tener educación superior por parte de algunos jefes de pliego les ha servido ante denuncias por delitos contra la administración pública en juicio oral que ellos digan “yo solo tengo quinto de secundaria no sé nada de gestión pública, yo confié en mis asesores y funcionarios”. ello les ha permitido en muchos de los casos ser exonerado de pena y reparación. Declarados absueltos.

CONCLUSIÓN

Es importante como decía el señor Jesucristo, a las personas hay que mirarles las manos no la boca, por los hechos los conoceréis. El ciudadano de a pie debe conocer la trayectoria del candidato de tal manera se permita tomar una buena decisión.