POR: VÍCTOR CASANOVA VÉLEZ
Cesar Augusto Cosío Becerra, oficial moqueguano de la Aviación, hijo de Hermilio Cosío Donayre y la señora María Teresa Becerra Ocampo. Graduado en la Escuela de Aviación Militar de Maranga, fundada en enero de 1920 por la Primera Misión Francesa, dirigida por Paul Du Beaudiez; años aurorales de la aviación peruana.
Era teniente cuando visionó unir por vía aérea Lima – Cusco y posteriormente, llegar a La Paz. Esta idea la consideraron locura: La aviación peruana estaba en embrión, su escuela de entrenamiento tenía pilotos con pocas horas de vuelo, sin experiencia en sobrevolar los Andes y sus aviones tenían poca autonomía de vuelo. Aun así, Cosío insistió en su proyecto. En 1921, llegó la misión aérea italiana a la Escuela de Maranga donde se estableció la Casa Gio, Ansaldo y Cía. de Turín que vendía los aviones Ansaldo; Cosío escogió al A-300 para este raid. Junto a su mecánico, Octavio Méndez Ibáñez, diseñaron nuevas adaptaciones técnicas: Adición de tanques suplementarios, reajuste del motor y sus órganos accesorios, para obtener el máximo de eficiencia y seguridad aérea. Se escogió al 14 de diciembre de 1922 como el día “D.
El blog Arriba siempre arriba Perú escribe sobre la muerte del teniente Cosío Becerra: Éste se trataba del primer intento de un vuelo internacional por parte de la Aviación Militar. Aquel día, Cossío y su mecánico Octavio Méndez, despegaron en su SVA Ansaldo bautizado “Juventud Escolar” a las 12:55 de la tarde con la intención de volar sobre la costa para hacer escala en Ica. Tras despegar, Cossío y Méndez entraron en una densa neblina, viéndose obligado a volar por instrumentos en base a rumbo y tiempo, sin notar que el viento los estaba desviando de la ruta, llevándolos hacia el Este. Dos horas más tarde, calculando por tiempo que estaban sobre Ica, Cossío inicia el descenso, encontrándose con los picos de la cordillera al salir de las nubes. Cossío y Méndez sobrevolaron las montañas a baja altura por unos minutos buscando una llanura donde poder aterrizar. Sin previo aviso, una corriente de viento descendiente los empujó contra uno de los cerros sin poder evitar estrellarse.
Tras el impacto, Cossío y Méndez fueron despedidos de la aeronave, rodando abismo abajo y cayendo el motor sobre la pierna del piloto y destrozándosela. El mecánico perdió el conocimiento al caer y quedó cubierto por las alas. Cossío gritó pidiendo auxilio y fue oído por unos campesinos que residían a 500m del accidente, quienes los recogieron y llevaron a su casa. Casi a las 9 de la noche…Ambos estaban mal heridos, aunque Cossío había llevado la peor parte y tenía la pierna fracturada en tres.
Finalmente, Cossío, oficial de la primera promoción de aviadores del Centro de Aviación de Lima (Maranga), falleció desangrado cerca de la medianoche. Luego los aviadores fueron trasladados a Ica y a Lima, donde Méndez fue atendido apropiadamente.
Sus restos reposan en su mausoleo en el Cementerio “Águeda Vizcarra de Angulo”. En su homenaje, El Comercio de Lima escribió: Al recordar la memoria de Cossío, de este ilustre Moqueguano, primer desafiador de los Andes Peruanos, enaltezcamos su nombre; no miremos con indiferencia a las glorias del pasado, de los precursores, de los que abrieron con su vida las páginas de gloria de la FAP. Ellos son sólida base de la Aeronáutica nacional.
Cosío y Méndez se consolidan pioneros de los vuelos de larga distancia en el Perú.
El quincenario Juventud N° 9, 1 de febrero 1931 escribe que, el 23 de enero 1931 “…a las 3.40 de la tarde pasó un avión procedente del sur y a la altura de la Plaza de Armas dejó caer un ramo de claveles al que estaba adherida una tarjeta que decía: “A nombre de la aviación peruana, rinde homenaje al Heroico teniente César Cosío, su mecánico Oscar Méndez”. La ofrenda se depositó en su tumba. Con Ley N° 5909 se otorgó montepío de Héroe de la Aviación a su madre y hermanas. En el muro de la Iglesia Matriz de Moquegua, la Juventud Moqueguana colocó una placa, en 1923, para hacer imperecedera la memoria del precursor de la aviación nacional. Este homenaje es retirado al hacerse la restauración de ese muro.