POR: FRANCISCO ‘PACO’ SALAS    

Después de 15 horas de viaje desde Urubamba hasta Ilo, los estudiantes regresaron a sus colegios, demostrando un tremendo esfuerzo. Aunque las damas no lograron ningún triunfo, los varones al menos ganaron un partido, nada menos que contra los mismos «urubambinos».

Se ha demostrado que la altura fue su mayor rival, afectando a los jugadores durante su desempeño. Urubamba, un valle interandino del Cusco, se encuentra a 2,871 m s. n. m.

Mientras que sus rivales cuentan con coliseos equipados con tableros de vidrio y pisos de poliuretano, aquí en nuestra ciudad se entrena con tableros de madera que se montan sobre arcos de fulbito y en canchas de cemento desgastado.

Estas condiciones impactan técnicamente al deportista: el pulso del juego se adapta al rebote del balón en la madera, pero cuando se juega con tableros de vidrio, la dinámica cambia por completo. Lo mismo ocurre con el tipo de piso; son detalles que influyen significativamente durante el juego.

El deporte requiere sacrificios: entrenar con frío o calor, los fines de semana, soportar viajes largos y noches incómodas, para luego retomar las clases y ponerse al día en el colegio.

Y hablando de básquet, ¿Cuándo se entregará el coliseo Víctor Raúl?