POR: ANGELICA ESPINOZA ORTIZ
Toma lápiz y papel, es necesario hacer una lista, primero identifica qué te motiva, define objetivos, luego numéralos en orden de importancia para tomar de dos en dos y armar una estrategia para alcanzarlos. Hablar consigo misma(o) no es estar loco y si alguien te ve hablando solo y te considera loco… ¡no te importa! Tú sabes lo que estás haciendo, registra todo lo que esté a tu lado, usa lo bueno, lo positivo, lo motivador y de lo demás aléjate, disfruta cada paso, retroaliméntate.
No pretendas cambiar a otros cuando aún contigo misma(o) no has podido ganar esta batalla, así que cambia el chip en ti mismo(a). No dejaré de repetir que era difícil y tampoco dejaré de repetir que valdrá la pena.
¿Recuerdas este cuento infantil muy conocido?
«A la llegada del verano, Doña Pata estaba incubando sus huevos. Los dos pequeños patitos nacieron sin novedad, pero el tercero se resistía. Por fin vio la luz. Era grande y muy distinto a sus hermanos. El pobre Patito fue despreciado por sus familiares y compañeros, quienes le echaron. Como es natural, se sintió muy desgraciado, pues él quería jugar con sus hermanitos. No tuvo más remedio que marcharse de allí…”
¿En algún momento de tu vida te has sentido así? Creo que en miles de respuestas serán sí, este Patito no se conocía muy bien y no reconocía el valor de su origen. Él pudiera seguir pensando «así nací y así morí, no hay más que hacer».
Si deseas cambiar y ver cosas nuevas recuerda, habrá que hacer cosas que nunca hemos hecho, no temas: «Así que, nadó río abajo, en busca de su destino. Pasó incontables peligros. Todos los animales del bosque se habían propuesto cazarle. Perros, gatos y zorros acechaban sus menores movimientos. El pobre Patito pasó mucho miedo, pues se encontró con una bandada de patos salvajes que lo despreciaron por su apariencia…”
Todo proceso siempre será doloroso y toda cosa buena para alcanzar siempre tendrá un proceso.