POR: NOLBERTO ARATA HURTADO
Esto nos debe motivar a hacer un balance de lo bueno, lo malo y lo feo. Un resumen que nos lleve a rescatar lo avanzado, o a determinar si nos hemos estancado o retrocedido en la gestión institucional, válido para nuestro gobierno regional, municipalidades provinciales, distritales y centros poblados.
Casi siempre los programas de desarrollo se proyectan de manera quinquenal, con evaluaciones anuales, y transcurrido el tiempo debemos ver en qué medida encontramos transformaciones en la calidad de vida de la población urbana de las provincias, distritos y centros poblados.
Saber si se han realizado análisis de los dispositivos legales emitidos por el gobierno central, regional o por cada entidad de gestión, que hayan influido en la salud como tal de las personas o en el aspecto fitosanitario o medioambiental.
Saber si hay informes que nos indiquen inversiones en construcciones de escuelas, implementación de mobiliario y equipos, centros médicos, tanatorios, centros de atención médico legal para realizar autopsias, parques industriales, programas de viviendas multifamiliares, habilitaciones de saneamiento o instalaciones de agua, desagüe, electricidad, pistas, carreteras, mejoramiento de vías de comunicación o nuevas modalidades para servir a los pueblos alejados; apoyo en la crianza de bovinos, porcinos, caprinos, alpacas, aviar, etc.
Si se han realizado programas desburocratizadores para agilizar la gestión administrativa documentaria, automatizándola o usando la inteligencia artificial; si se ha evaluado la puntual carga de trabajo y resultados según los reglamentos de organización y funciones, garantizando eficiencia en la atención al público, ajustándose a los tiempos fijados en los TUPA y no llegar al silencio administrativo, o verificando los Manuales de Organización y Funciones, evitando superposiciones que crean conflictos en la toma de decisiones, o realizado auditorías para garantizar la honestidad y evitar la corrupción.
Si los presupuestos han considerado aspectos para mejorar los ámbitos de la cultura, tales como bibliotecas, hemerotecas, archivos, actividades teatrales, lúdicas, deportivas, físicas o intelectuales, gimnásticas, natación, con incentivos que propicien un mayor apoyo, principalmente a los jóvenes, que por falta de incentivos reales muchas veces no han podido representar a nivel regional, macrorregional, nacional o internacional, y cuyos esfuerzos permanentes se ven frustrados.
En el aspecto turístico, si se ha propiciado el mejor uso de los recursos existentes en los testimonios históricos, en vinicultura, festividades religiosas, arquitectura, andenerías preincaicas, aspectos climáticos, aguas termales, accidentes geográficos, así como el desarrollo de aeropuerto, hotelería y servicios relacionados, dando especial atención al aspecto culinario, con restaurantes de calidad y el rescate de la comida tradicional moqueguana, con platos identitarios, dulcería y pastelería a nivel regional, provincial o zonal, para facilitar la atención de los posibles usuarios nacionales o extranjeros. Si se ha dado permanente difusión para rescatar hechos históricos que nos identifican a nivel local, regional o nacional.
Que estas líneas sean un desafío en espera de respuesta no solo de las instituciones, sino también de la sociedad civil, para abrir nuevas ventanas y visiones hacia nuestra identidad moqueguana.

