POR: NOLBERTO ARATA HURTADO
En 2024, nuestros días estuvieron llenos de emociones, ilusiones, satisfacción por los logros alcanzados y, para algunos, también de momentos inesperados de dolor, situaciones de angustia y frustraciones. Reflexionamos sobre lo mal hecho, deseando corregir errores y sanar heridas.
Cada vida es una suma o resta de múltiples actos y eventos. Aquí seguimos, listos para el diario bregar, buscando lo mejor para nosotros y para quienes queremos.
Muchos realizaron los rituales de los nuevos propósitos y metas: abrazos emotivos, maletas listas con sueños de viajar, monedas lanzadas para atraer prosperidad, chicas levantadas en brazos deseando el matrimonio, y el tradicional atragantarse con las doce uvas.
Revisaremos álbumes, evocando recuerdos con quienes aparecen en ellos. Algunos momentos traerán alegría, pero otros nos recordarán con dolor a quienes ya no nos acompañan, porque han partido al lugar sin retorno.
Muchos caminarán sin la mano que solía sostener la suya, no escucharán la voz que cantaba su letanía para guiarnos, ni recibirán esas líneas cargadas de amor. El plato favorito no será preparado, y el lado de la cama que brindaba calor y ternura estará vacío.
¿Qué sucedió?
El tiempo ha transcurrido. Creamos ilusiones y sembramos buenos propósitos para los próximos 365 días.
Bienvenido, 2025. Tráenos fortaleza para superar las dificultades, amor para entregar a quienes queremos, comprensión para entender a todos, solidaridad para acompañar siempre, y pies firmes para caminar con certeza cualquier camino que tengamos delante. Que alcancemos nuestras metas, incluso si encontramos piedras o límites que intenten desanimarnos. Sobre todo, mantén nuestra cercanía con las familias, que son los mejores soportes de vida.
¡Feliz año nuevo!
Deseo un feliz año a cada trabajador de nuestro país, para que la vida no se detenga.
Feliz y productivo año para nuestros agricultores, campesinos, chacareros y criadores de animales, quienes no conocen feriados. Su tarea diaria es esencial: ordeñar las vacas al amanecer, regar y cuidar las plantas con dedicación. Pienso en quienes crían cuyes en Moquegua, asegurando que nuestro plato bandera tenga ese sabor inigualable.
Feliz año a los médicos y personal sanitario, guardianes de nuestra salud y calidad de vida.
Feliz año a los profesores, que con sus enseñanzas nos sacan del analfabetismo y nos enseñan deberes, derechos y obligaciones.
Feliz año a los trabajadores de limpieza, quienes recogen nuestros desperdicios mientras celebramos, aunque rara vez les agradezcamos.
Feliz año a los mineros y pescadores, cuyo aporte sostiene la economía del país.
Feliz año a la Policía Nacional y a las fuerzas de defensa, con el ruego de que siempre protejan la vida y no la vulneren.
Feliz año a los medios de comunicación como Prensa Regional, por su compromiso con la información veraz.
Finalmente, feliz año nuevo a todos los peruanos y, en especial, a los moqueguanos. ¡Que 2025 sea un año lleno de esperanza, fortaleza y prosperidad!
