POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS
Pocas veces tenemos la oportunidad de empezar un nuevo año con tan buenos augurios como en el presente.
Nuestras flamantes autoridades, el alcalde y el presidente regional, elegidos con amplio apoyo popular, se han mostrado con ánimo dialogante y han declarado estar dispuestos a trabajar juntos y en armonía con el Ejecutivo.
Lo que tanta falta hacía y marca la diferencia con sus antecesores, a los que nunca se les vio unidos ni coordinaron obra alguna en bien de la ciudad. Desaprovecharon lamentablemente una ocasión difícil de repetirse, oportunidad a dios gracias aún vigente cuando tenemos a un presidente moqueguano y varios ministros vinculados con nuestra región, no plantearon los proyectos que era pertinente hacer. Hoy todo indica que será diferente.
PROPUESTAS
Algunas propuestas pueden alcanzarse a través de la comisión que confiamos se designe pronto con miras a la conmemoración del bicentenario de la independencia; otras, las planteamos desde hoy, con el ánimo de alentar el debate.
Después de tres lustros de indeclinable lucha legal en defensa de nuestro histórico Colegio y Parque —que en vano ambicionaron nuestros obispos—, hace un año se resolvió judicialmente a nuestro favor; ahora legalmente la propiedad es del Estado.
En todo este tiempo no se podía invertir en su reconstrucción porque estaba en litigio, por eso nos llama poderosamente la atención que hasta la fecha no se haya inscrito el inmueble en los Registros Públicos, último y necesario paso para proceder a la tan esperada como reclamada restauración y puesta en valor del tricentenario local, que alberga nuestra historia desde 1711 cuando se funda el Colegio Jesuita San José que luego fuera franciscano, sobre cuyas bases Bolívar instituye el Colegio Nacional de La Libertad que dejó el inmueble al C. N. Santa Fortunata.
Por su innegable valor arquitectónico e histórico es un símbolo de nuestra identidad cultural que debemos recuperar, teniendo presente que siempre debe cumplir los fines para los cuales José Hurtado de Ichagoyen lo fundó: el de educar a la juventud moqueguana.
En el área donde estuvo la capilla provisional puede construirse una biblioteca modelo que constituya el faro que oriente y muestre a la juventud la rica y variada cultura que desarrolló nuestro pueblo a lo largo de su historia.
Que sirva como ejemplo la restauración integral de la que fue objeto la Casona de San Marcos, destruida por los sismos de 1966, 1970 y 1974 y reconstruida con el apoyo del gobierno español. Pero también, por su importancia, una vez habilitados los subterráneos, nuestro Colegio puede convertirse en un formidable polo de atracción turística que, acompañado con la recuperación de otras casonas de singular valor, impulsará la economía local.
Otra propuesta que ofrecemos es que nuestras primeras autoridades planteen de manera conjunta a nuestro presidente, la imperiosa necesidad de que el Archivo Regional, donde se resguarda lo más valioso de nuestro patrimonio documental, cuente con un local que además de ser propio, sea el adecuado para la protección, conservación y exhibición de esos documentos. Es insólito que esta Institución, creada hace siete lustros, haya funcionado en un local tan pequeño que los repositorios se repartían en otras casas, lo menos recomendable para el cumplimiento de sus fines, poniendo en serio riesgo el material que resguarda.
El lugar ideal para acoger a nuestro Archivo es la “Casa de la Serpiente”, propiedad de Essalud, entidad que no puede invertir en la restauración de la casona que está visiblemente deteriorada desde el sismo del 2001, porque la ley no se lo permite, así son nuestras costumbres.
Ya son dieciocho años en los que el deterioro avanza, no obstante que un año después del terremoto se aprobó el anteproyecto integral de su restauración, ganado en concurso público por el ingeniero Víctor Pimentel Gurmendi, uno de los más destacados especialistas en estos trabajos y autor de un formidable y precursor trabajo de planteamiento urbanístico y arquitectónico sobre Moquegua, libro recientemente editado.
Se tiene el proyecto completo aprobado, listo y sólo hace falta la voluntad de hacerlo realidad. Tengamos presente que nuestra ciudad ha sido considerada como una de las que ofrece las mejores condiciones climáticas para conservar documentos, al punto que hace poco se contempló como alternativa para ser uno de los destinos de los legajos del Archivo General de la Nación mientras este se refacciona.
Destinar recursos para estas obras Moquegua se lo merece.