Alcaldes de Mollendo: Hinrich Friedrich Ludwig Meier von Schierenbek

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HINRICH MEIER VON SCHIERENBEK

UN ALCALDE GERMANO

Hinrich Friedrich Ludwig Meier von Schierenbek

Sus nombres completos son Hinrich Friedrich Ludwig Meier von Schierenbek. Nació en la ciudad hanseática de Bremen al norte de Alemania, el 12 de enero de 1851.

Fueron sus padres don Wilhem Meier y doña Margarette von Schierenbek, quienes tuvieron una vida enmarcada en el trabajo, en la que su ocupación fue múltiple y compleja. Celosos dedicados y de notoria presencia, pero por esas épocas a partir de 1834 se produjo una vasta emigración en este imperio germánico por sus habitantes hacia América, fueron miles los que llegaron al continente sudamericano, logrando poblar varias ciudades de todos los países (Mollendo, no fue la excepción).

Don Enrique, como se le conocería por el resto de su vida, llegó al Perú para establecerse en el otrora puerto de Mollendo a mediados de 1883, donde contrae matrimonio con la dama arequipeña, doña Josefa Saturnina Victoria María Ramírez Escudero de la misma edad, en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de esta villa, templo recién reconstruido luego de ser siniestrado durante la guerra con el vecino país del sur. Don Enrique Meier profesaba la religión luterana.

De este matrimonio tuvieron ocho hijos: Olga, Alicia, Ella, Enrique, Hugo, Gretchen, Karl Dietrich, Herbert Meier Ramírez, todos ellos nacieron en Mollendo.

Desde muy joven don Enrique tuvo una importante participación en la vida comercial, empresarial, cultural y social en esta ciudad, demostrando ser un “mollendino a todo pulmón” como por esas épocas se decían de quienes llegaban a esta ciudad del mar.

Fue representante consular de los Estados Unidos y el reino de Noruega. Debemos recordar que a  inicios del siglo XX en Mollendo estaban establecidas 13 representaciones diplomáticas, como viceconsulados: España, Inglaterra, Países Bajos (Bélgica, Holanda) Italia, Francia, Austria, Suiza, Noruega,  Estados Unidos, y países sudamericanos como Chile, Argentina, Bolivia, Colombia, luego llegarán inmigrantes asiáticos chinos y japoneses, así como palestinos y hebreos pero que solo formaron asociaciones o colonias. Empezaba la edad dorada de Mollendo.

Don Enrique, como empresario importador de productos químicos y de explosivos (dinamita Nobel) por entonces de mayor demanda para las obras de construcción de los muelles del puerto, y con extensión a Arequipa, el 9 de octubre de 1906 adquiere en propiedad un peñón de 3,500 mts2, ubicado entre la segunda y tercera playa (debemos indicar que por esos años, todo este sector estaba cubierto por el mar, y no existían playas. Diez años antes ya tenía este predio pero que lo regularizó a partir de la fecha indicada. Construyó una casona de madera donde residía con vista al noroeste,  y en la parte posterior con vista al este, un gran almacén para explosivos, conocido como “el polvorín de Meier” o Miramar. Su mejor momento comercial fue entre los años de 1906 a 1911.

El 1 de enero de 1909, don Enrique, hombre cargado de sueños, aspiraciones y teniendo una presencia notable en la ciudad que lo acogió, es nombrado alcalde de Mollendo, en reemplazo de don Manuel M. Martínez, siendo su labor municipal por breve tiempo, logrando propiciar la creación del colegio Peruano-Alemán, conocido como el primer kindergarten de la ciudad ubicado en la segunda cuadra de la calle Bolívar (hoy, calle Arequipa).

Siguió con la política de mejorar el ornato de la ciudad, la ampliación y extensión hacia las lomas, donde empezaba a poblarse de villas y cottages (viviendas rurales), Mollendo ya presentaba una visión futurista de un desarrollo acelerado. Al dejar la alcaldía fue reemplazado el 12 de marzo de 1909 por don Eduardo P. Rodríguez Zavala.

Lamentablemente su empresa tuvo serios problemas financieros. Todos sus bienes fueron subastados, entre ellos “el polvorín de Meier” que es adquirido por la Peruvian Corporation Limited, empresa inglesa de tenedores de bonos, concesionaria de todas las instalaciones ferroviarias y portuarias de Mollendo por 66 años. En 1923 este peñón pasa a ser propiedad del empresario José Miguel Forga, conocido como el castillo Forga.

Penosamente, estando en funciones edilicias, su esposa María Victoria Ramírez de Meier, fallece en Hannover, Alemania el 16 de enero de 1909. Hoy sus restos se encuentran en un túmulo del cementerio de Mollendo.

El 24 de julio de 1909, a los 58 años, contrae nuevamente nupcias con doña Irene Barrera Vásquez, con quien tuvo tres hijos: Helmuth, Elvira y Enriqueta Meier Barreda.

En 1917 funda en Arequipa una casa importadora y exportadora, esta vez dirigida por sus hijos, con el nombre de Enrique Meier & Dietrich Meier, firma que importa para los departamentos del sur, la línea abarrotera, ferretería gruesa y artículos para automóviles. Ingresa también en el rubro de las exportaciones. También vende máquinas de escribir Remington, productos Nestlé, como principal agente comercial, así como camiones All American. La empresa estaba instalada en la calle Mercaderes 322.

Como algo curioso, don Enrique tenía en su escritorio de trabajo, una estatuilla de Roland, un ser mitológico de la Baja Sajonia, protector de los comerciantes alemanes, (esta vez el ícono no lo cuidó).

En 1919 ingresa como empresario a la Cámara de Comercio de Arequipa. Don Enrique, no es del todo desconocido para quienes frecuentan la historia del puerto, vino de lejos, del viejo continente, vivió cerca de 30 años en Mollendo que lo recibió y lo trató como un magnífico mollendino, tronco de notables familias de Arequipa y Lima que siguen destacando en los ambientes de la política, la empresa y las artes. Hombre de principios, de agradable trato, culto por excelencia, participaba en todas las actividades del quehacer local y eso lo sabemos, ya que Mollendo existió grandes hombres que lograron sobresalir, y se refuerza no solo por la historia misma, sino por los comentarios de personas que vivieron en la época que le tocó vivir, valga decir que don Enrique es parte de nosotros.

Al inicio de la década del 20 se agrava su enfermedad y ya no se recuperó, muriendo apaciblemente el 17 de abril de 1920 a los 69 de edad. Su muerte es un impedimento y por lo tanto es una oportunidad, su legado es importante porque trabajó incansablemente.

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