POR EIFFEL RAMÍREZ AVILÉS
Escritor que no haya jugado un videojuego, escritor que no lo es. Antes, los hombres gozaban del puro fantaseo o de los viajes de descubrimiento. Hoy se les ha añadido el mundo virtual con sus interminables bifurcaciones. Aunque mucho se le critica, dicho mundo ha expandido la imaginación de los hombres. Los videojuegos son como las ficciones literarias: gratas.
Age of Mythology ha surgido hace más de dos décadas, como parte de los juegos de estrategia. Tuvo como base primero a Age of Empires, un juego de ordenador que consistía en desarrollar una cultura para contraponerla (y atacar) a otra. Las culturas en disputa eran conocidas: los griegos, los persas, los francos, los mongoles. El juego implicaba, además, campañas específicas, con personajes históricos reales: Juana de Arco, Genghis Kahn, El Cid y tantos otros.
Age of Empires no solo se jugaba, se vivía. Generalmente recluidos en un cuarto, los jugadores remedaban las voces de los personajes; aclamaban las victorias; se amargaban de las derrotas. Algunos han proscrito el libro de sus vidas, pero, por Age of Empires, conocen a detalle las hazañas de muchos héroes. Un jugador fanático, pero consciente, podría fácilmente aprobar la parte de historia en el examen de admisión a una universidad.
A Age of Empires (aunque hubo varios números de entrega) le siguió Age of Mythology. Este también consiste en desarrollar una cultura del mundo antiguo, sin embargo, incluye el uso de mitos y seres mitológicos. En otras palabras: expande la fantasía. Age of Mythology es un mundo animado y variopinto, un concierto de maravillas y de una épica memorable. En su primera entrega, existen tres culturas: la griega, la nórdica y la egipcia. En su segunda entrega, se agregó una nueva: atlante (de la Atlántida, la utópica isla).
Paso a algunas instrucciones. Cuando usted comienza el juego, tiene que fundar su asentamiento, ubicar a los aldeanos y mandarlos a trabajar: cortar leña, coger comida o picar en una mina. Luego, mande a su explorador a descubrir las zonas aledañas. Inmediatamente, ordene a uno o varios de sus trabajadores a construir los diversos edificios que se le da como opciones. Desarrolle su cultura. Progrese. Otros estarán compitiendo con usted. Y, sobre todo, no se olvide de los dioses. Cada dios le ofrece poderes impresionantes. Sométase a ellos.
Si le gusta la cultura clásica, su primera elección sería la griega. El panteón de esta nos es conocida: Zeus a la cabeza, Poseidón y Hades. Los griegos son buenos en recursos tecnológicos y sus edificios son elegantes. Pero si usted prefiere la rudeza y la impetuosidad, le sentaría bien escoger a los nórdicos: incansables, listos para construir y combatir; sus seres mitológicos (trols, gigantes o valkirias) son asombrosos. Aun así, le queda otra alternativa: los egipcios, de vertiginosa cultura, enmarcada dentro de lo fabuloso y mágico, de lo atractivo y sensual.
Si no quiere competir, no está mal. Age of Mythology es también un viaje de placer a la Antigüedad. De la mano de Arkantos, luego de su hijo, y de tantos héroes míticos, puede usted conocer cada cultura y expandir sus conocimientos. No se trata, en fin, solo de mover marionetas virtuales: se trata de leer la historia que hay detrás, de cómo era tal dios, de la importancia de ciertos valores. Age of Mythology es un pedazo de paideia.
Cuando era adolescente, juntaba las propinas para irme a jugar Age of Empires en las cabinas de internet. Cuando tuve mi primer ordenador moderno, instalé Age of Mythology y, en tantas tardes solitarias, pero de placer, me hundí en ese mundo de ficción. Hoy todavía lo disfruto (el videojuego ha sido completamente actualizado) y pienso que no hay nada comparable a la felicidad como la imaginación visual. Absolutamente visual.


