Escribe: Julio Failoc Rivas.
Reactivar para cambiar sin contagiar es el gran desafío que debe marcar el camino del proceso de reactivación económica en las regiones, además de ser conducidas por los gobiernos regionales y locales, con la participación activa de las organizaciones empresariales, de productores y de agricultores.
Una reactivación económica que no produzcan cambios, en los empresarios y trabajadores, y que además ponga en riesgo la salud de todos, será una muestra más de que hemos fracasado como sociedad.
Lograr el desafío planteado exige no solo el compromiso de todos, sino también, de la confianza del gobierno central hacia las regiones y sus gobiernos locales y viceversa. Ya se ha dicho hasta el cansancio: ¡A la COVID lo derrotamos todos!
El proceso de reactivación económica requiere de acciones y de medidas complementarias que respondan a las realidades concretas y específicas de cada una de las regiones. La descentralización de la reactivación es un imperativo porque ya no es posible conducir este proceso de reactivación desde Lima, a espaldas y sin la participación de las regiones y de los empresarios locales.
Se reconoce que son muy pocas las iniciativas de los gobernadores regionales, pero también es cierto que, si las juntamos con las iniciativas de los colectivos y de las organizaciones empresariales y de la sociedad civil, estás suman un tanto más, lo que estaría graficando una demanda por descentralizar el proceso de reactivación.
Un ejemplo a rescatar es Tacna, cuya economía local ha quedado devastada por su fuerte dependencia y articulación económica con la frontera de Chile, y que por iniciativa de los gremios empresariales tacneños y el soporte técnico del Instituto de Gobernabilidad “López Follegatti”, se ha iniciado el diseño concertado y participativo del Plan de Reactivación Económica, en la que se plantean -además de propuestas concretas para la reactivación económica- una serie de demandas al estado en sus diferentes niveles de gobierno, local, regional y nacional, que van a permitir incrementar el consumo interno y la demanda local. Pero, además de ello, la propuesta incluye los compromisos de los gremios empresariales para la reactivación económica, sobre todo los aspectos relacionados con cuidado y la protección de la salud de los trabajadores.
Así como no es posible la reactivación sin demanda, tampoco es sostenible ningún proceso de reactivación, sin el cuidado de la salud. Los extremos sobre que es más importante, la economía o la salud, es un falso debate en nuestro país por la estructura informal de nuestra economía y que hace que cada día la cuarentena sea inviable.
Si tuviera que agregar algo al proceso de reactivación económica sería la descentralización en la toma de decisiones. No hacerlo es un suicidio que tendrá más víctimas que el propio Covid-19.