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22 noviembre, 2024 10:58 pm

Nuevos congresistas y elogios de ingenuos

Escribe: Wilfredo Mendoza Flores (wil.mendoza.flores@gmail.com)

Esta pandemia del coronavirus, nos ha puesto de vuelta y media, a gobernantes y gobernados sin excepción, ha desnudado lo mal que está el sistema de salud y sanitario con sus carencias y falencias en nuestro país.

Existencia de la desigualdad, la injusticia y racismo son verdades o que algunos gobernadores con su séquito de incondicionales no pueden aplacar las justas demandas del pueblo. El pueblo está desorganizado a pesar de que hay dirigentes honestos y dirigentillos que solo buscan saciar sus apetitos personales, que siguen en su apogeo muchos pendejos para sorprender a los incautos en medio de esta crisis sanitaria y económica es otra verdad.

Esta pandemia que no se sabe cuándo va a terminar y continuará la angustia, si realmente no cumplimos con las medidas preventivas y acatamos conscientemente el aislamiento e inmovilización obligatoria dispuesta por el gobierno.

La consecuencia del coronavirus es devastadora e incontenible, siendo la población en situación de pobreza y en extrema pobreza los más afectados. Este inédito pandemia ha hecho que nos enfoquemos o nos concentremos día a día por obligación para informar con prolijidad todo cuanto acontece en el mundo y particularmente en nuestro país; dejando a un tercer plano otros temas que son importantes para el desarrollo sostenible de los pueblos y de la población en general.

Hemos dejado a lado por ejemplo el problema de los damnificados, de los problemas de los agricultores de Tumilaca con la empresa minera Anglo American Quellaveco por el uso del agua, la contaminación del ambiente, cuota de trabajadores, el caso de la comisión de monitoreo, y seguimiento o las mesas de diálogo conformadas y que aparentemente han concluido con la intervención de la Ministra de Energía y Minas, o el aún no licenciamiento de la Universidad José Mariátegui, por citar solo estos casos.

Ciertamente, reitero, este coronavirus cuyas secuelas son fatales o letales ha generado hacernos esta pregunta: Qué están haciendo los dos nuevos congresistas que representan a la región Moquegua? Esperamos que despojados de sus camisetas políticas, se enfoquen en legislar a favor de la población y no sobrepongan sus intereses personales. Se espera que hayan elegido a un equipo de asesores para trabajar, lejos de las argollas y pago de favores por la campaña y piensen sesudamente en legislar y fiscalizar oportunamente.

Si bien es cierto que tienen poco tiempo para legislar, a los nuevos congresistas se les pide o se les exige que no se contagien con el actuar obstruccionista de sus antecesores, que trabajen por sus coterráneos que confían en la gestión que realicen. Se les recuerda que para ganar votos adquirieron muchos compromisos que se espera que cumplan responsablemente desarrollando estrechas coordinaciones con las autoridades regionales, locales; principalmente con la sociedad organizada.

Desde ya, deben acercarse a la ciudadanía a través de las organizaciones de base e instituciones para escuchar sus problemas y atender las demandas que les permitirán elaborar propuestas para concretar una iniciativa parlamentaria que podrían convertirse en una ley en favor del pueblo.

Por lo pronto, se requiere con urgencia una fiscalización del uso del presupuesto otorgado a las municipalidades para adquirir productos de primera necesidad (canasta familiar) para la población más necesitada; pero hay reclamos quejas y denuncias de que hay familias que no son favorecidas. Creo que el aislamiento e inmovilización social obligatoria no es excusa para los dos congresistas, aunque digan que el coronavirus les limita o impide su presencia para estar al lado del pueblo que padece los embates del virus.

Pero también, este confinamiento en nuestros hogares ha posibilitado descubrir a la persona tal y como es en realidad. El coronavirus ha desnudado la carencia de los principales valores humanos y éticos. Ha descubierto que como personas, no somos lo que somos. Aparentamos o fingimos lo que nos conviene. Sacamos ventajas y queremos ser lo que no lo somos en la realidad. Este virus ha revelado nuestro drama y realidad del día a día. Aventuras y desventuras. Verdades y falsedades. Hasta poco era posible en nuestra noble imaginación; pero fuimos superados por el Coronavirus. Temerosos, angustiados, atrevidos e indisciplinados, ahora volcamos nuestras miradas suplicantes al cielo redentor; y en lo terrenal, buscando culpables en otros y no en nuestras propias miserias humanas.

La coyuntura en nuestro país y las situaciones presenciadas en los medios, nos hace afirmar que la vileza es popular, la criollada un color de identidad del peruano y el desacato, el irrespeto a las normas una emblema nacional; dicho de otra manera; hay muchos avivatos, tontos y los cojudos abundan como decía el recordado Sofocleto en una de sus obras.

Por ello es que, me permito apostar por aquel poblador monse que se queda esperando a que el semáforo cambie de color para poder cruzar la calle, a pesar de que no hay nadie y que ningún carro arrecia sobre la pista a cruzar. Creo más en aquellas personas que no toman el atajo de los fácil y lo ilegal.; creo más en aquellas “lornas” que se toman el trabajo de llegar lejos por lo legal quemándose las pestañas y sacrificándose con pasión para lograr su propósito.

Respeto a los que pierden con honestidad y dignidad; repudio a los que ganan con trampas y pendejadas silenciosos. Creo más en aquel que le cuesta celebrar un triunfo que le ha costado privaciones y sacrificios. Creo mucho más en la gente que aún no pierde la esperanza a pesar de los golpes, que se ilusiona aún con una región mejor y que no repite la cantaleta de que todos son corruptos.

Mis mayores respetos hacia esos incautos o tontos, hacia esos mensos; porque solo ellos pueden generar el verdadero cambio en un país tantas veces amoral, plagado de vivazos, de indiferentes, irresponsables, insensibles que viven de los otros para enriquecerse con facilidad. Esta pandemia ha posibilitado abrir mejor los ojos. Para contener el avance del corona virus, solo debemos guardarnos o quedarnos en la casa. Es la mejor forma de evitar el contagio.

Análisis & Opinión