POR: GERMAN ARIAS HERRERA (ESTUDIANTE DE HISTORIA)
“Estudiantes Por la Libertad”, así se llama la Organización No Gubernamental (ONG) que hace unos meses se instaló en el sur del Perú. Ciertamente, no llamaría la atención, si no fuera por el financiamiento económico de Estados Unidos, que, dicho sea de paso, tiene otras sedes a nivel nacional y una enorme red de ONGs en América Latina con la misma denominación.
¿Podríamos considerar que la potencia más grande del planeta, se dedica de manera altruista a promover este principio de la “libertad” desinteresadamente? Habría que ser muy ingenuo para creerlo. En el trasfondo hay un objetivo político. Lo cual se traduce en la cooptación y domesticación de un sector de la juventud, que una vez formados, defienda el orden social establecido. Pero no sólo eso. Sino que también, de manera vergonzosa, los jóvenes se coloquen a la vanguardia y de lado de una oposición “golpista”.
Como es el caso de Brasil en el año 2016, en donde un sector estudiantil de esta organización salió a las calles para manifestarse en contra del gobierno legítimo de Dilma Rousseff y después celebrar el golpe parlamentarista a dicha mandataria. O lo que ha ocurrido recientemente en Bolivia, en donde también esta organización ha estado tomando las calles y promoviendo -usando sus propias expresiones- la salida del “dictador de Evo”. En pocas palabras, esta ONG, está sirviendo como base de maniobra a Washington para sus nefastos intereses.
Al parecer las becas, los viajes y los hoteles todos pagados que ofrece esta ONG en su sede de Estados Unidos se presenta para algunos irresistibles de rechazar, y funciona como aliciente para que estos jóvenes sucumban y se alineen mansamente.
Por ejemplo, en su página de Facebook sostienen que “Su misión es educar, desarrollar y empoderar a la próxima generación de líderes por la libertad; identificando a los principales líderes estudiantiles y capacitándolos para ser agentes de cambio en sus comunidades”. Aunque intenten maquillar sus intenciones, en realidad, lo que pretenden hacer es sutilmente inyectar ideas que van en dirección contraria a todo cambio estructural en la sociedad. Desgraciadamente, hay jóvenes que se deslumbran y terminan aceptando todo ese contrabando ideológico.
El carácter reaccionario y de extrema derecha de esta ONG, nos permite ver que el imperialismo norteamericano no descansa en su afán de penetración cultural en nuestro continente, país y concretamente ciudad. La juventud no debe dejarse seducir y confundir por estos cantos de sirena de “libertad”. Más bien, su papel debe ser dudar de todo lo que les dicen. No adoptar una posición pasiva, sino crítica. Esa es la juventud que requiere nuestro país y nuestra querida Tacna, una juventud rebelde y no servil, que se ponga al servicio de los intereses del pueblo.