Existen los esfuerzos por la igualdad, como la recientemente reforma de pariedad y alternancia aprobada por el Congreso de la República, con el propósito de involucrar más mujeres en la cuota de participación electoral, así alcanzar el 50% de hombres y 50% de mujeres de sus integrantes en el parlamento legislativo.
En ese contexto ¿la sociedad peruana está preparada para ello? Desde mi análisis y experiencia, uno de los escenarios más complicados es la carrera política, por cuanto en el Perú es visiblemente un espacio ocupado mayormente por hombres, ello dado que desde mi perspectiva el machismo está arraigado en la sociedad.
Por otra parte, en el aspecto económico, según el Instituto Nacional de Estadística Informática (INEI), la brecha salarial en los últimos 15 años, las mujeres ganan 25 a 30% menos que los hombres, y respecto de la brecha social el Banco Mundial en el Perú nos hace referencia que se ha incrementado muchísimo la tasa de mujeres en la universidad, he incluso existen estudios donde los 11 primeros puestos en las universidades 8 corresponden a mujeres, sin embargo en el tiempo tenemos que el doble de hombres realiza una maestría y el triple un doctorado. Una de las causas comunes, es que las mujeres distribuimos las labores diarias, entre las domesticas y el trabajo. Por ello la importancia de fomentar la igualdad como una tarea conjunta de hombres y mujeres.
Algo relevante es referente al acoso, serio problema invisibilizado en la sociedad, a un año de la norma aprobada que define como delito está reprochable acción, necesitamos tomar conciencia y entender que las oportunidades de una mujer dependen de su capacidad, que valorar su cuerpo y sus decisiones deben ser con respeto. Nuestra tarea es fomentar desde la cultura de nuestros hogares que los roles no tienen género, y que lograr metas es parte del modelo inclusivo, que servirá de ejemplo para la niñez principalmente para los que habitan en zonas rurales, e indígenas. Por citar algunos ejemplos que reflejan desigualdad a los eventos que asistí, difícilmente observé hombres haciéndose cargo del cuidado de los hijos, y de los espacios de diálogo o liderazgo en la representatividad es asumida mayormente por varones.
Finalmente, quiero compartir que desde niña he crecido en un hogar compuesto en su mayoría por mujeres, pero convencida que a los hombres y mujeres se trata por igual, grande es la realidad al cruzar hacia nuestra sociedad. Al igual que otras mujeres me he sentido limitada por actitudes denigrantes en política, en el campo laboral e incluso en relaciones de tipo personal, encontré personas que se niegan aceptar la idea que una mujer puede por sus propias virtudes alcanzar mayores logros.
En ese camino cobre impulso con el mayor de mis retos, ser madre, irónicamente de un varón, desde esa experiencia cada día mi compromiso es mayor. Por un lado, educar a no ser indiferente ante la violencia, ser más tolerante, el respeto donde nadie es más que el otro, y a priorizar el diálogo, voluntad y compromiso como ingredientes esenciales que rompan con estereotipos, así tratar los intereses comunes entre hombres y mujeres que nos lleven hacia la igualdad en una sociedad más justa para todos.