[ESPECIAL (LA VOZ DE SE. Con información de Semana Económica)]
Ha cerrado una nueva edición de Perumín, dejando unas cuantas certezas, otras tantas dudas y algunas señales bien intencionadas de cambio en el muy tradicional sector minero. No obstante, salvo por la súbita aparición del presidente Martín Vizcarra durante el tercer día de la cumbre, las sorpresas fueron pocas. Inclusive las protestas que apuntaban a un boicot quedaron como una anécdota del primer día; se difuminaron tan rápido como las posibilidades de una nueva Ley General de Minería.
El principal titular de la cumbre es una negación: tanto el presidente Vizcarra, como el premier Salvador del Solar y el ministro Francisco Ísmodes, se empeñaron en poner paños fríos al Mensaje a la Nación del 28 de julio y aseguraron que no habrá “borrón y cuenta nueva” en cuanto a la normatividad minera, para la tranquilidad de los asistentes. Sin embargo, anunciaron una comisión multidisciplinaria para evaluar potenciales cambios regulatorios. Una propuesta bienintencionada que deberá tomar en cuenta que el aumento de la competitividad del Perú como plaza minera depende más de cambios en la letra chica —dígase, reglamentos y trámites— que de una reimaginación del sector.
La falta de anuncios sobre proyectos mineros o novedades regulatorias resultó en una cumbre opaca. Incluso el tema social, hoy tan actual por los conflictos al sur del país –específicamente por Tía María, en Arequipa–, tuvo un papel secundario. El anuncio del Minem sobre una nueva ventanilla única digital parecía positivo, hasta que se reveló que recién entrará en funciones en el 2021.
Pero comienzan a soplar vientos de cambio. El primero llegó desde el IIMP hace algunas semanas, cuando se anunció la prohibición del uso de anfitrionas en los stands de la feria minera, Extemin. La menor presencia de éstas contrastó positivamente, además, con el significativo aumento de ponentes femeninas en la cumbre. Los contratistas y proveedores superaron ampliamente a la de empresas mineras, llegando a ocupar el 70% de los stands. Entre los expositores se vieron rostros nuevos, como expertos en innovación y sostenibilidad. Varios de ellos destacaron la asistencia de escolares y universitarios durante los cinco días de la cumbre, planeada por el comité organizador.
Para el 2021, año del bicentenario y de la 35 edición de la segunda convención minera más grande del mundo, quedan varios pendientes. Este año Perumín abrió sus puertas para que asistentes extraños al mundo minero pudieran echar un vistazo; en el 2021, los diferentes actores del sector deben estar más dispuestos a escuchar a esas voces extrañas, incluso incómodas. “Queremos que Perumín sea un evento que vaya más allá de la industria. El próximo tendrá más componentes externos, como actividad económica, pero también como debate”, asegura Luis Rivera, presidente del IIMP. Dejar de lado a sus ponentes más recalcitrantes, dar un mayor espacio a los temas sociales y seguir con la renovación generacional de la industria podrían ser parte de la próxima ruta de la convención. Perumín 2019 tuvo momentos opacos, pero la cumbre ya comienza a mostrar un nuevo brillo.