POR: ALEJANDRO FLORES COHAILA
“Las acciones adoptadas por el Departamento fueron equivocadas”, dijo en forma de disculpa, durante una rueda de prensa que ocurrió hace unos días, James O´Neill, jefe del Departamento de Policía de Nueva York. Se refería al actuar de la policía neoyorquina medio siglo atrás, en la madrugada del 28 de junio de 1969. Fue, a grandes rasgos, una redada injusta que tomó lugar en el Pub Stonewall Inn, lugar al que recurrían personas de orientación no heterosexual.
Aquella redada catalizó la lucha por los derechos LGTB (lesbianas, gays, trans y bisexuales) en forma de manifestaciones, adquisición de derechos y demás; logrando, de esta manera, poder despenalizar la homosexualidad y, posteriormente, remover la transexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud.
Al año siguiente se organizó en la misma ciudad la primera marcha por el orgullo, donde confluyeron pioneros y allegados al grupo universal que hoy denominamos Comunidad LGTB. Es correcto decir que se internacionalizó, empero, no fue aceptada a brazos abiertos en todas partes del mundo. Existe un historial de discriminación que se retrató en leyes que desvaloraron el esfuerzo y retrasaron el desarrollo de ciertas disciplinas como la ciencia y la literatura.
Alan Turing es un gran ejemplo: padre teórico del ordenador y precursor de la inteligencia artificial. Durante la Segunda Guerra Mundial lideró un equipo que logró descifrar códigos nazis usando un aparato innovador que evolucionaría hasta la hoy tan aclamada computadora. Lamentablemente, fue acusado de homosexual y sometido, en un intento de curarlo, a la castración química. Turing quedó sumido en una profunda depresión y cometió suicidio años después, nunca fue reconocido por su obra.
La legislación internacional en cuanto a derechos LGTB concierne, ha logrado gran avance en cincuenta años. En 2011, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó su primera resolución histórica que reconoce derechos LGTB, esta fue seguida de un informe que documenta las violaciones de los derechos humanos basadas en la orientación sexual y la identidad de género.
En Moquegua existe una ordenanza sobre la “Prevención y Acciones de Sanción contra cualquier acto de discriminación o exclusión social”, tomando como base el artículo 1 y 2 de nuestra constitución, que establece el respeto y la no discriminación, fundamentándose así en la dignidad de la persona humana.
Con todo lo mencionado, y luego de diversos esfuerzos y un ajedrez atarantado de procesos, se logró organizar el año pasado la primera Marcha del Orgullo en la región. Organizada por la Comunidad LGTB Moquegua, se realizó con normalidad, teniendo como punto de inicio y final el Parque del Maestro. Concurrimos un número considerable de personas, mayoritariamente jóvenes. Me hice presente como aliado a la causa, sosteniendo una cartulina verde con un mensaje que no logro recordar. Las caras de asombro de los espectadores eran invaluables.
¿Qué hubiera sabido el vendedor de cds que al salir de casa iba a toparse con una turba de personajes extravagantes? Al parecer nadie lo esperaba. De repente me perdí en mis pasos, en mis pensamientos y en la estridente música pop. Hay quienes creen jugar con la lógica y la razón, de hecho, son ambos bandos, dispuestos a morir en su ley, defendiendo la paz a porrazos, o sin saber que existe un punto medio.
Se acusan de borregos ambos, cercioran que el otro actúa sin saber. ¿Qué buscamos en las riñas, en las grescas, en los altercados, en palabras soeces si siempre termina siendo un dialogo entre sordos? No es mi propósito, con esta columna, defender a capa y espada la causa x o y, más bien creo que hay que enriquecer el intercambio de palabras desde el entendimiento. Paciencia y entendimiento. Eso es. En eso concluí.
Me comuniqué con la Comunidad LGTB Moquegua, ellos respondieron adecuadamente y desde el respeto, algunos datos de relevancia sobre su organización. El grupo se formó en el 2018, todavía no están registrados (como el mohl, por ejemplo), pero están en proceso. Manifestaron su molestia ante la indiferencia del gobierno regional, y, por último, me informaron que este año no realizarán una Marcha de Orgullo por problemas de organización.