No se trata de glorificar a quien hace apología del suicidio pretendiendo que esta acción sea una declaración histórica de honor como algunos de sus seguidores fundamentalistas difunden. Otros sostienen que fue un acto pusilánime al no enfrentar la justicia como todo hombre. Sea de cualquier forma, el hecho es que Alan García, se suicidó.
CRISIS VIVENCIAL
Esta no es una opinión de resentimiento ni animadversión contra este personaje, es solo un pequeño bosquejo que permite expresar una realidad basada en vivencias personales y reales, de las cuales millones de peruanos soportamos cinco años, en aquellos aciagos años ochenta.
La crisis, producto del imberbe presidente que nos tocó en 1985, ya se había convertido en una forma de vida. Nos habíamos acostumbrado a hacer colas por un cuarto de azúcar u otros productos de pan llevar, los cuales eran escasísimos, y si los encontrábamos, eran muy caros, los tenderos se los vendían a sus caseros preferidos o sino, salía “casadito” ¿se acuerdan?
Nuestros almuerzos sabían a nada, sabían a miseria. Teníamos que comer rápido, antes que se enfríen, de lo contrario una capa mantecosa lo hacía incomible, incluso para las mascotas. Todo era “popular” el pan, los cuadernos, la leche ENCI, la carne que llegaba de Nueva Zelanda. ¿Qué culpa tuvimos que pagar los peruanos para merecer un gobierno como ese? Ni bien salimos de un medroso e indiferente gobierno de Belaunde que minimizó a Sendero Luminoso, llamándolas solo “guerrillas”; tuvimos que soportar la peor de las crisis económicas y sociales del país de la “época democrática”
LA REALIDAD REFLEJADA EN LA MÚSICA
Las sociedades tienden a reflejar sus estados de ánimo, por decirlo de un modo, con sus expresiones culturales y artísticas. En los años ochenta, durante el nefasto gobierno de García Pérez, se notó una manifestación musical que enunciaba con voz en alto, la disconformidad con el sistema que impuso Alan, con una economía por los suelos y una inflación por las nubes. La muestra se consolidó con la presencia de corrientes contestatarias, principalmente vinculadas a bandas de hardcore y punk (Narcosis, Leusemia, Konflicto Interno de Arequipa, etc.) en cuyas letras se reflejaba el hastío y desesperación de una generación que pugnaba por sobrevivir ante una crisis incontrolable. En aquellos años, incluso hasta bandas comerciales de rock, también expresaban su descontento con la vida que nos tocó, claro que a su modo.
LO BUENO Y LO MALO DE SU SUICIDIO
Más allá de las especulaciones y conspiraciones sobre su suicidio y toda esa parafernalia mediática que busca convertirlo en leyenda; lo bueno de este acontecimiento es que ya no tendremos entre nosotros a un mitómano, megalómano y soberbio; tampoco tendremos que mantener con nuestros impuestos, su celda en prisión, porque como los demás no iba a ser tratado, ¿o no Alberto Fujimori? Lo malo de su suicidio, es que se fue salvando el pellejo a muchos, que con su testimonio se iban a hundir más y a conocerse revelaciones de otros que como él, estaban embarrados hasta el alma en corrupción.
¿QUIÉN SE ACORDÓ DE LAS VÍCTIMAS DE SUS GOBIERNOS?
Muchos martirizan su suicidio, pero ya basta ¿no? No es un héroe, ni nada alegórico, solo fue un cobarde que huyó de la justicia. No hay misericordia sobre este personaje porque él tampoco la tuvo con nosotros ¿Acaso no podemos pensar en cuántos muertos, cuántas familias destruidas dejó ese señor en el camino de sus dos gobiernos con la crisis económica, los asesinatos en los penales, la corrupción del dólar MUC e incontables hechos que llevaron al país al abismo? ¿Alguien se acordó de aquellas víctimas?
En tanto seguirán habiendo más motivos para seguir componiendo líricas que reflejen la realidad de nuestra sociedad, que si bien es diferente los ochenta, no deja de ser patética. Es una opinión disímil.