POR: NICOLÁS VALDEZ C.
Frente a la máxima muestra de honor y valor, Alan García dejó este mundo emulando a su estricta y vieja escuela aprista; aquella revolucionaria perseguida, fusilada, mutilada mil veces, pero nunca doblegada en su incólume y férrea moral y tradición.
La internacional Socialista Mundial; lamenta esta partida y siempre se rindió en vida al hombre insigne culto de fructífera labor intelectual y política, considerado al dirigente aprista y ex presidente del Perú dentro de los 10 líderes de más influencia de los últimos 50 años; hoy se fue ese líder y nació el mito.
Es que se tenía que ser líder para ser el artífice del cambio de un país; luego de tener un mal primer gobierno en los años 80; La vida le ofreció otra oportunidad y no tenemos ningún derecho de esconder lo que las cifras hablan y que el mundo entero reconoció; sobre todo en un contexto donde las bolsas económicas, los bancos y la economía mundial estaban en bancarrota total y los países en desastre económico con una depresión muy parecido a 1929.
En ese mal momento tan difícil, Alan García fue capaz de poner al Perú en ser el «Milagro Económico de Sudamérica» con promedio de crecimiento de 8% anual, solo superado por China; 150 mil obras de infraestructura como hospitales, colegios emblemáticos, carreteras, estadio nacional etc; 44 mil millones de dólares en reservas, internacionales netas; redujo la pobreza en 31% y se fortaleció a la mitad de peruanos para pasar a la clase media; 20 mil millones en inversiones mineras y por primera vez en el último siglo, todas las cifras económicas eran superiores a Chile y los países de Sudamérica, quienes arrastraban por efecto de la crisis, fuerte decrecimiento y recesión . Por desgracia todo ese apogeo quedó hoy casi en nada; porque ya no existe un liderazgo de los presidentes que le tomaron la posta.
Se fue un gran líder y nació el mito Alan García; hoy hombres cultos del mundo se subyugan a su prolífica vida. La desgracia, la adversidad política le empujaron a morir como un mártir por salvar la democracia que él lo sentía vulnerada; voló libre hacia el cielo y nunca preso, expuesto y enmarrocado como parte de un «circo mediático».
Hoy esa paloma blanca, está con el Señor; murió en su ley e hizo de su final una inmolación por defender no solo principios políticos sino una cualidad humana de ser libre e inocente hasta que alguien te demuestren lo contrario.
La historia mundial de aquí al futuro hablará del hombre que se quedó en el tiempo para hacer de la política un arte de valores, servicio y justicia social; de postulados dogmáticos y trasnochados que muchos no entienden y que no va a los tiempos de hoy. Fiel discípulo de Haya de la Torre; orador ilustro y ególatra de orgullo extremo; sin ninguna duda, el más grande político de los últimos años en nuestro país, un líder de talla mundial; descansa en paz don Alan García Pérez. Es mi opinión.
