La actividad económica se está resintiendo en Francia por las protestas de la clase trabajadora denominada los «chalecos amarillos», prenda símbolo del rechazo al aumento de los impuestos en los combustibles.
El ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, dijo que se han constatado pérdidas económicas en los negocios de los restaurantes, reserva de hoteles, mercados mayoristas, en el transporte y otros pequeños comercios.
El descenso para los grandes grupos de distribución es del 15 al 25 %, para el pequeño comercio del 20 al 40 %, para los mercados mayoristas del 15 % y para los restaurantes «al menos del 20 al 50 %» dependiendo de los lugares.
La Asociación Nacional francesa de Industrias Alimentarias (ANIA) alertó en un comunicado de que, dado que las fiestas de fin de año representan el 20% de los ingresos del sector, las pérdidas podrían llegar a los 13,500 millones de euros.
La patronal del transporte indicó, en un comunicado, que las acciones de protesta en carreteras y autopistas de los conocidos como «chalecos amarillos» ya han supuesto «más de 400 millones de euros» de pérdidas de explotación, a causa de los camiones bloqueados en atascos o inmovilizados en zonas logísticas.
Además, el titular de Economía señaló que el fisco «examinará con toda la comprensión necesaria» las demandas de las empresas afectadas, bien para escalonar pagos de impuestos bien para la devolución de penalizaciones.
RAÍCES DEL CONFLICTO
Más allá de establecer un primer balance económico, Le Maire aprovechó para analizar las raíces de este conflicto, que, opinó, es consecuencia de «fracturas territoriales que se han agravado desde hace años y que amenazan (la) unidad nacional».
A su juicio, en el origen están las políticas económicas que durante las tres últimas décadas no han permitido crear suficientes empleos, a causa del incremento del gasto público que ha supuesto más deuda y más impuestos.
El movimiento de los «chalecos amarillos» surgió de forma espontánea, sin pertenencia a ningún grupo político, y se organizó en redes sociales para protestar contra una nueva subida de los impuestos a los carburantes a partir de enero. Posteriormente, las demandas se han extendido desde la subida del salario mínimo hasta la dimisión del presidente francés, Emmanuel Macron. (Con información de EFE)