POR: VICENTE ANTONIO ZEBALLOS SALINAS
El cronograma electoral avanza sin reparos. Se cerró la etapa de inscripción de fórmulas presidenciales y de listas de aspirantes al Congreso, así como al Parlamento Andino. Conforme se va esclareciendo el escenario electoral y acercándonos a las elecciones generales de abril próximo, el panorama se presenta complejo para los electores, por las innovaciones a las que está sujeto este singular proceso.
Los partidos, inmersos en sus conflictos internos; las entidades públicas, atadas por la neutralidad; los medios de comunicación, que hace buen tiempo renunciaron a su quehacer constructivo de información; y el sistema electoral, más distraído en el proceso en sí. ¿Quién instruye?, ¿quién orienta a los electores? Podría leerse que el silencio es parte de la respuesta del sistema, ir al encuentro de un elector incauto. Intentemos precisar algunos temas.
ELECTORES
El Jurado Nacional de Elecciones, a través de la Resolución N.° 0744-2025-JNE, aprobó el padrón electoral remitido por el RENIEC, luego de proceder a su actualización y depuración, siendo los electores hábiles 27´325,432, de los cuales 1´210,813 corresponden a electores residentes en el extranjero.
En las elecciones del 2021 fueron 25´287,954 los electores, lo que significa que hay un incremento sustantivo de 2´037,478 nuevos electores, entiéndase electores jóvenes, que perfectamente pueden decidir una elección presidencial; son casi un 10 %.
Una vez más, en cuanto a composición por género, hay una mayoría femenina con el 50.43 %, y pese a la intensa labor de sensibilización para la igualdad, propiciando cambios normativos sustantivos que se incorporaron en la normativa electoral —paridad y alternancia—, se alentaron revisiones que tienen como consecuencia que en las fórmulas presidenciales solo cuatro mujeres sean candidatas presidenciales.
PARTIDOS POLÍTICOS
De las inscripciones iniciales se pasó a las alianzas electorales para, en una última fase, no alcanzar a validar su inscripción Acción Popular, quedando en carrera 38 agrupaciones, de las que dos no presentaron fórmula electoral: Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap) y Ciudadanos por el Perú.
Sin embargo, al tener un sistema electoral muy singular —distrito electoral único y distrito electoral múltiple—, también se instalaron los Jurados Electorales Especiales. Corresponde a las autoridades electorales revisar las exigencias legales, la hoja de vida, los planes de gobierno, la paridad y la alternancia.
Se ha evidenciado que no todas las agrupaciones políticas lograron inscribir sus listas en todas las circunscripciones del país, lo que denota su limitada organización y la improvisación, tan común en ellas, lo que puede complicar su participación.
CIRCUNSCRIPCIONES ELECTORALES
Es la forma de estructurar el país para organizar de mejor manera las elecciones generales. Para estas elecciones tendremos 27 circunscripciones electorales: una por cada departamento (24), una para la provincia constitucional del Callao, una para Lima Provincias y una para peruanos residentes en el extranjero.
En cada una de estas circunscripciones se elegirán diputados y un senador; en tanto que, en distrito electoral único, es decir, todos los electores habilitados podrán votar por una fórmula presidencial, 30 senadores y cinco representantes ante el Parlamento Andino, más sus accesitarios.
La circunscripción electoral con mayor número de electores es Lima, con 8´651,028 electores, un tercio del electorado nacional. Se decía que Lima decidía una elección, lo que ha quedado observado, porque si bien es gravitante, los resultados de las últimas elecciones nos proponen decisiones por bloques departamentales que han alterado esa percepción.
SISTEMA ELECTORAL
La ONPE hizo pública la cédula de sufragio, de dimensiones impresionantes, la más grande en nuestra vida electoral, que responde a la atomización de organizaciones y candidaturas, y al formato de nuestro propio sistema electoral, confundidas las elecciones entre distrito electoral único y distrito electoral múltiple.
Estará dividida en cinco columnas: la primera corresponde a la elección de la fórmula presidencial; la segunda y tercera, a la elección de senadores, nacional y regional; la cuarta, para elegir a los diputados; y finalmente, la quinta, para la elección de los representantes al Parlamento Andino. Sin pasar por alto que se da espacio para el ejercicio del voto preferencial opcional y doble, lo que hace más complicado el proceso.
SENADO
Una de las innovaciones para el presente proceso es la restitución del Senado, con 60 miembros, que no solo implica una mayor representación electoral, pues ha venido a alterar nuestras elecciones generales, dado que la mitad serán elegidos, uno por cada circunscripción electoral, y la otra mitad en distrito electoral único.
Esto complicará el escrutinio que se dará al cerrar las elecciones; aún más, en este último caso, se determinarán los cargos por representación proporcional, de acuerdo con los votos que obtengan, en tanto que, para los que deban elegirse en los departamentos, bastará obtener la mayoría de votos.
JNE
Tanto el Jurado Nacional de Elecciones como los Jurados Electorales Especiales asumen un rol protagónico y, por qué no decirlo, empoderados y hasta arbitrarios, dado que sus decisiones se convierten en prácticamente irrevisables por lo apretado de los tiempos procesales.
Las demandas de amparo —que no están negadas— resultan infructuosas, porque el proceso electoral no puede retrotraerse y, pese a la afectación a los derechos de participación política, continúa su curso sin detenerse. Aquí también tienen una responsabilidad mayor las propias agrupaciones, por ir al límite de los tiempos y forzar documentación y recursos.
Bajo este contexto se avecinan las elecciones generales, y percibimos que los electores, la esencia de una democracia por el poder de su decisión, aparecen como relegados en las decisiones que se toman. El proceso electoral se encarrila y concretiza a su nombre, pero sin su venia, sobreviniendo un agresivo trabajo de inducción electoral para convencerlo sobre lo que no construyó.
Por ello, se hace imprescindible, más cuando hay una delicada desafectación democrática, no ahorrar espacio alguno para incidir en un voto responsable, en el que va comprometido su futuro.
Estos últimos años, especialmente, la ciudadanía se ha mostrado muy crítica con cualquier tipo de representación electoral, de manera especial con el Congreso y la Presidencia de la República, llegando a simbólicos 3 % de aceptación.
Despotricamos contra todo y todos, pero disciplinadamente vamos a votar. Reclamémonos un mínimo de coherencia, haciendo un ejercicio de decencia política; tengamos el atrevimiento de votar bien.

