lunes, 22 de diciembre de 2025
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Ilo 2026: entre la promesa del cobre y el reto ambiental

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POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)

La reciente propuesta de Southern Peru Copper Corporation (SPCC) de ampliar la fundición y refinería de cobre en Ilo, con miras a alcanzar una capacidad de 2,2 millones de toneladas métricas (TM), marca un hito en la historia minera del país. El anuncio incluye la solicitud de una Modificación del Estudio de Impacto Ambiental (MEIA), trámite que debe seguir su curso regulatorio y que será decisivo para la viabilidad del proyecto.

En paralelo, el Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles (Senace) aprobó en 2024 el Quinto Informe Técnico Sustentatorio (ITS) de la Unidad Minera Ilo, enfocado en mejoras tecnológicas y modificaciones de componentes en la fundición y refinería, por unos US$ 62 millones.

EL ABASTECIMIENTO Y LA ESCALA INTERNACIONAL

Para sostener una producción de esa magnitud, SPCC se apoyaría en sus minas en operación (Toquepala y Cuajone) y en proyectos en cartera como Los Chancas (Apurímac), Michiquillay (Cajamarca) e incluso la posibilidad de Tía María (Arequipa). La cifra proyectada es monumental: 2,2 millones TM equivalen a casi el 40 % de la producción anual de Chile, líder mundial con 5,5 millones TM en 2024.

En términos comparativos, Ilo podría producir lo mismo que la suma de Codelco y Escondida, las dos mayores mineras chilenas.

La importancia de contar con una refinería radica en que el Perú dejaría de exportar principalmente concentrados para producir cátodos de cobre de 99,98 % de pureza, además de subproductos como plata, oro y molibdeno. Esto no solo incrementa el valor de exportación, sino que abre la posibilidad de que parte del cobre refinado se quede en el país para impulsar industrias como la fabricación de alambres, cables y componentes eléctricos, sectores estratégicos para la transición energética.

La demanda mundial de cobre sigue en ascenso, impulsada por la electromovilidad, las energías renovables y la digitalización. Un automóvil eléctrico requiere hasta cuatro veces más cobre que uno convencional, y las redes inteligentes y el almacenamiento energético multiplican el consumo. En este contexto, la ampliación de Ilo busca posicionar al Perú como un actor clave en la cadena global de suministro.

TEMORES Y DESAFÍOS LOCALES

La población de Ilo observa el proyecto con cautela. Se plantean interrogantes sobre el uso del agua en una zona escasa, donde se evalúa recurrir a la desalinización o al uso de aguas residuales. También preocupan la gestión de escorias y relaves, el impacto del tren que atraviesa la ciudad y la necesidad de un puerto más moderno en un entorno urbano denso.

Los beneficios económicos son evidentes, pero los riesgos ambientales —aire, tierra y mar— y los impactos sociales deben ser atendidos con transparencia y participación ciudadana.

El 2026 se perfila como un año de estudio, debate y decisiones: entre la promesa de convertir a Ilo en un hub metalúrgico global y la obligación de garantizar la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. El reto es lograr un desarrollo inclusivo que combine competitividad internacional con bienestar local.

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