POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (RESPONSABLE DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNE DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)
Noviembre es un mes especial asociado a la gesta de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, si tenemos en cuenta que la figura de la esposa del Precursor ya no está detrás de él, sino a su lado, como se puede verificar en los últimos estudios asociados a estos personajes de la emancipación del Perú y de América. En noviembre empezó el levantamiento, y en noviembre se libró una batalla en Sangarará, que aparece detallada en la documentación de la época, porque sacudió a los realistas.
En 1981 se emitió una estampilla destacando la igualdad entre el cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca. Aparecen los dos juntos, ya no por separado, como en otras emisiones, donde cada figura parecía estar desconectada de la otra o que cada personaje tenía un valor diferente; asimismo, hay libros en la Biblioteca del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú y revistas en su hemeroteca, que desde un plano de horizontalidad proyectan las figuras del hombre y la mujer, que, con el apoyo de otros patriotas, sacudieron la fuerza imperial de España en América.
Apurímac le ha dado al Perú hombres y mujeres cuyos nombres son conocidos fuera de las fronteras de su patria, y aun en la misma Europa se conocen sus nombres, sobre todo cuando de la historia de la independencia se trata; casos de Túpac Amaru y de su esposa Micaela Bastidas Puyucahua, nacida en tiempos en los que la justicia no llegaba a la población nativa de América.
El 18 de noviembre pasado, aniversario de la batalla de Sangarará, protagonizada en 1780, en el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú —que preside el general Juan Urbano Revilla—, en un acto académico se rindió homenaje a la pareja más conocida del tiempo de la emancipación: Micaela Bastidas y José Gabriel Condorcanqui. La conferencia estuvo a cargo del historiador Segundo Gálvez Ríos, quien destacó a los personajes, ubicándolos en el tiempo que vivieron, con todo el entorno socioeconómico que terminó en la gran rebelión.
Se contó con la presencia del primer actor nacional Reynaldo Arenas Horna, quien fue distinguido por el Centro de Estudios Histórico Militares con la medalla institucional, que reconoce el aporte de hombres y mujeres que con su trabajo contribuyen al fortalecimiento de la identidad nacional, como lo ha hecho el mencionado actor cuando, en el cine, teatro y televisión, ha actuado representando a personajes que están en la memoria colectiva de la sociedad peruana.
LOS ABUSOS DE LOS FUNCIONARIOS DE LA CORONA ESPAÑOLA Y LA GRAN REBELIÓN
El Inca se vio afectado, como los nativos, por el establecimiento de aduanas y aduanillas y por el alza de las alcabalas, que lo llevó a generar un reclamo, considerando también la liberación de los indígenas del trabajo obligatorio en las minas, al que estaban forzados, en un proceso que pasó por las instancias de Tinta, Cusco y Lima, sin que su queja fuera atendida. Todas estas reformas de aduana provenían de los cambios realizados en ese campo por el visitador Antonio de Areche, quien llegó al Perú como funcionario de la corona española y cuyas acciones se orientaban a un mejor control del movimiento económico en todo el virreinato peruano.
Túpac Amaru II se levantó contra el poderío español el 4 de noviembre de 1780, y su rebelión generó reflexiones en muchos peruanos de su tiempo —tanto hispanos como indígenas, mestizos, negros y criollos—, y llevó a consideraciones reflexivas a las autoridades y aun a los corregidores, que si bien presenciaron la derrota de los rebeldes y su ajusticiamiento, entendieron paulatinamente que el mundo no debería continuar así.
Los peruanos tienen en la memoria colectiva a dos de las más grandes figuras de la historia nacional asociadas al proceso de emancipación de su patria: Túpac Amaru II y Micaela Bastidas, líderes en una gran rebelión que comprometió a muchos peruanos batallando por la libertad de su patria; y por ellos se diría en un poema que querrán matarlos y no podrán matarlos, y en efecto ambos son inmortales.
La gran rebelión de Túpac Amaru es de conocimiento obligado en el Perú; se escucha y se leen sus nombres tributándoseles un gran reconocimiento desde la independencia, y hasta hoy se les sigue popularizando a través de monedas, estampillas y billetes con el perfil de estos precursores de la independencia, cuya vida fue llevada al cine hace unos años, multiplicando estrategias para la difusión de su hazaña.
La batalla de Sangarará, triunfo de los tupacamistas, fue el primer gran enfrentamiento del ejército realista contra los seguidores de Túpac Amaru II durante la Gran Rebelión. El hecho histórico se protagonizó el 18 de noviembre de 1780, con la victoria de los rebeldes liderados por el Inca Túpac Amaru, siendo el comienzo de ese remezón que repercutió en toda la Sudamérica hispana.
Al respecto, evocando la gesta de Túpac Amaru y Micaela Bastidas Puyucahua —que abrió el camino hacia la libertad que posteriormente se enlazaría con la democracia—, en el Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones se abrió desde el 17 de noviembre una exposición temporal sobre las figuras inmortales de ambos, puesto que los dos viven en el corazón de los peruanos: son parte del alma colectiva.

