POR: PH.D. ING. AVID ROMAN-GONZALEZ
El mundo de la astronáutica vivió, el pasado jueves 13 de noviembre, un acontecimiento histórico con el exitoso lanzamiento del super cohete New Glenn (de 98 metros de altura), de Blue Origin, la empresa aeroespacial fundada por Jeff Bezos. El vuelo, realizado desde el Centro Espacial de Cabo Cañaveral (Florida), marcó un doble hito: envió por primera vez dos naves de la NASA hacia Marte y recuperó con éxito su propulsor reutilizable, una maniobra que solo SpaceX había logrado hasta la fecha.
El despegue estaba originalmente programado para días anteriores, pero las condiciones climáticas, tanto en la Tierra como en el espacio, obligaron a posponerlo. El domingo 9, fuertes vientos y nubes densas impidieron el lanzamiento; el miércoles 12, una intensa tormenta solar llevó a la NASA a solicitar el aplazamiento para evitar daños en la misión. La actividad solar elevada podía interferir con los sistemas electrónicos de la nave ESCAPADE.
El día del lanzamiento tampoco estuvo libre de contratiempos: fallos técnicos menores retrasaron el despegue, pero finalmente, a las 15:55 hora local (21:55 CET), New Glenn se elevó con fuerza hacia el cielo.
Minutos después del lanzamiento, llegó el momento decisivo. La primera etapa del cohete aterrizó de manera controlada sobre una plataforma flotante en el Atlántico. La escena desató ovaciones en la sala de control. Es la primera vez que Blue Origin recupera un propulsor de clase orbital, posicionándose como un competidor directo de SpaceX en tecnología de reutilización.
El propio Elon Musk felicitó públicamente a Jeff Bezos y al equipo de Blue Origin a través de la red X: “¡Enhorabuena, @JeffBezos y al equipo de @BlueOrigin!”.
A bordo del New Glenn viajaban Blue y Gold, las dos naves gemelas de la misión ESCAPADE (Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers) de la NASA. Su objetivo es estudiar el entorno plasmático de Marte y comprender mejor la evolución climática del planeta rojo.
Tras el despliegue exitoso, ambas naves permanecerán temporalmente en una órbita de estacionamiento alrededor de la Tierra, donde realizarán mediciones de clima espacial. Una vez que la alineación Tierra–Marte sea óptima, en el otoño de 2026, las naves recibirán un impulso gravitacional para iniciar su trayecto interplanetario, con arribo previsto para 2027.
Este enfoque abre nuevas posibilidades para misiones que antes dependían exclusivamente de ventanas de lanzamiento estrictas que se repiten cada dos años.
El vuelo reafirma el potencial del cohete insignia de Blue Origin: altura de 98 metros, propulsor reutilizable con primera etapa diseñada para múltiples vuelos. Motores BE-4 metano y oxígeno líquido, actualmente entre los más avanzados del sector y una carga útil capaz de transportar naves científicas, satélites de gran tamaño y misiones interplanetarias
El éxito de este lanzamiento llega en un contexto crucial, ya que la NASA abrió recientemente licitaciones para futuras misiones lunares y ha mostrado interés en contar con múltiples socios comerciales. La actuación de Blue Origin fortalece su posición en esta competencia estratégica.
El vuelo del New Glenn representa un avance significativo hacia una nueva era de lanzamientos más frecuentes, sostenibles y económicamente viables.
Para la industria, es el ingreso definitivo de Blue Origin al club de los lanzadores orbitales reutilizables, un logro que cambia la dinámica de la carrera espacial moderna.

