viernes, 7 de noviembre de 2025
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El caso Crhiss Vanger y las falsas promesas de inversión en redes sociales

Las víctimas suelen ser jóvenes, trabajadores o emprendedores con ahorros limitados, que buscan mejorar su situación económica.

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POR: LIC. ADM. DAVID DIEGO OVIEDO TURPO (N° COLEG.: 33359) [ANALISTA DE EMPRESA, ECONOMÍA Y TIC]

El influencer Crhiss Vanger (Cristian Villanueva Aguilar) alcanzó notoriedad en TikTok, con millones de seguidores. A través de sus videos promovía un estilo de vida exitoso y ofrecía oportunidades de inversión mediante su proyecto “Vanger Haus”. Sin embargo, tras múltiples denuncias, hoy enfrenta acusaciones de estafa a más de 160 personas por un monto superior a S/1 500 000, según reportes periodísticos. La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) confirmó que su empresa no tenía autorización para captar fondos del público.

Este caso revela un fenómeno preocupante: la creciente confianza ciega en figuras de internet que prometen rentabilidad rápida y segura. Crhiss Vanger utilizó su imagen de éxito para atraer aportes, ofreciendo retornos de hasta 10 % mensual, cifras fuera de toda lógica financiera. Además, las víctimas firmaron contratos con cláusulas de confidencialidad, lo que limitó la transparencia y favoreció la opacidad del esquema.

RIESGOS PARA LOS USUARIOS

¿Por qué tantas personas caen en estos casos? La respuesta está en la combinación de factores psicológicos y sociales: la imagen aspiracional del influencer, la promesa de “dinero fácil”, la falta de educación financiera y la ausencia de verificación regulatoria. Cuando alguien con aparente credibilidad ofrece soluciones mágicas para la libertad económica, muchos usuarios bajan la guardia. Este fenómeno se ha visto antes en otros países, con esquemas piramidales o “ponzis” que utilizan redes sociales para captar capital.

OPINIÓN Y ANÁLISIS

El caso Vanger no solo expone un fraude individual, sino un vacío institucional y educativo. Vivimos en una era en la que la popularidad digital puede sustituir la credibilidad técnica. Los influencers, en muchos casos, no están preparados ni autorizados para asesorar financieramente, pero su poder de persuasión supera incluso al de bancos o especialistas. La falta de regulación de la publicidad financiera en redes abre espacio para abusos y engaños.

Además, las víctimas suelen ser jóvenes, trabajadores o emprendedores con ahorros limitados, que buscan mejorar su situación económica. Por ello, el daño no es solo monetario: también afecta la confianza social y deja una sensación de vergüenza o culpa en quienes fueron engañados.

RECOMENDACIONES PARA LOS USUARIOS

  • Verificar siempre si una empresa o persona está autorizada por la SBS o entidad reguladora.
  • Desconfiar de promesas de rentabilidad superiores al 3 % o 5 % mensual sin explicación clara.
  • No firmar contratos con cláusulas de confidencialidad ni entregar dinero sin documentación formal.
  • Buscar asesoría de profesionales financieros antes de invertir.
  • No invertir dinero que no se pueda perder y evitar usar ahorros de emergencia.
  • Revisar reseñas, denuncias y antecedentes de quien ofrece la inversión.
  • Denunciar ante la policía o Indecopi si se sospecha de fraude.

REFLEXIÓN FINAL

El caso Crhiss Vanger deja una lección clara: las redes sociales no son espacios seguros para invertir. La confianza digital debe ir acompañada de verificación real. En tiempos donde las apariencias dominan la credibilidad, el usuario debe ser su propio filtro y no dejarse seducir por discursos de éxito instantáneo.

Este escándalo debería impulsar a las autoridades a reforzar la educación financiera y regular con mayor rigor las promociones de inversión en redes. Hasta entonces, la mejor defensa es la información. No hay ganancias rápidas sin riesgo, ni “mentor financiero” que sustituya el conocimiento y la prudencia.

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