martes, 4 de noviembre de 2025
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Plan de Desarrollo Metropolitano Arequipa 2045: ¡Sin derecho a la ciudad!

Aunque el PDM postula un Sistema Integrado de Transporte, sus propuestas carecen de contundencia. Es imperativo, como en Lima, crear una autoridad única de transporte con poder real para reorganizar rutas y fiscalizar.

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POR: GUSTAVO PUMA CÁCERES

El recién propuesto Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) 2025-2045 para Arequipa, lejos de ser la hoja de ruta hacia una urbe próspera y sostenible, se erige como síntoma de una enfermedad urbana crónica: la sistemática negación del derecho a la ciudad para la mayoría. Este instrumento de planificación evidencia una profunda desconexión con las necesidades cotidianas de la población. La falta de un transporte público integrado, la pérdida acelerada de áreas verdes, la creciente informalidad urbana y las incongruencias legales entre municipios distritales y la planificación metropolitana no hacen sino plantear un futuro de desigualdad e injusticia territorial para la «Ciudad Blanca».

EL DERECHO A LA CIUDAD Y LA REALIDAD AREQUIPEÑA

El concepto «Derecho a la Ciudad», acuñado por Henri Lefebvre, no es una abstracción académica, ni se reduce a tener un techo; es el derecho de todo ciudadano arequipeño y arequipeña a habitar, usar y participar en la construcción de una ciudad justa, democrática y sostenible. Es el antónimo de la exclusión, la segregación y la precariedad. Al analizar el diagnóstico del PDM de Arequipa 2025-2045 a la luz de este principio, se revelan contradicciones alarmantes. Lamentablemente, el PDM en su formulación actual parece ignorar esta premisa fundamental, perpetuando los principales flagelos que aquejan a la metrópoli arequipeña.

El propio documento técnico del PDM, basado en datos del INEI y estudios propios, pinta un panorama complejo. Arequipa Metropolitana alberga a más de 1.1 millones de personas y su mancha urbana se expande de manera acelerada y desordenada. El diagnóstico señala una expansión urbana que consume suelo agrícola y de protección, fragmentando el territorio y aumentando la vulnerabilidad ante riesgos naturales.

LA MOVILIDAD URBANA: UN VIACRUCIS COTIDIANO

El sistema de transporte público en Arequipa es, en el mejor de los casos, caótico, y en el peor, una condena diaria para miles de trabajadores, estudiantes y amas de casa. La movilidad urbana en Arequipa se ha convertido en un viacrucis cotidiano. El sistema de transporte público es caótico y condena a diario a miles de usuarios. La evidencia es contundente: un estudio de “Arequipa Cómo Vamos” (2023) revela que los ciudadanos pierden entre 2 a 3 horas diarias en desplazamientos, superando los estándares latinoamericanos de calidad de vida. Este colapso se agrava por una flota obsoleta y contaminante; más del 60% de las unidades supera los 15 años de antigüedad.

Aunque el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) postula un Sistema Integrado de Transporte, sus propuestas carecen de contundencia. Es imperativo, como en Lima, crear una autoridad única de transporte con poder real para reorganizar rutas y fiscalizar. Sin una inversión comprometida en una flota de calidad y sin esta autoridad, cualquier iniciativa quedará en letra muerta.

EL TUMOR DEL DESARROLLO URBANO DESORDENADO Y LA PÉRDIDA DE ÁREAS VERDES

El crecimiento urbano de Arequipa es desordenado y agresivo, expandiéndose sobre tierras agrícolas y zonas de riesgo, lo que ha consumido más de 1,500 hectáreas de terreno agrícola en una década. Una consecuencia grave de esta expansión es la crítica falta de áreas verdes. La ciudad apenas cuenta con 2.8 m² por habitante, muy por debajo de los 9 m² recomendados por la OMS.

Si bien el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM) propone corredores ecológicos y parques, se revela débil e ineficaz para frenar la especulación inmobiliaria y los intereses económicos que priorizan la construcción sobre la creación de espacios verdes para la ciudad. El PDM es débil frente a los intereses económicos que ven el suelo como una mercancía y no como un bien común.

LA INFORMALIDAD COMO NORMA: ZONIFICACIÓN Y CONSTRUCCIÓN

Uno de los cánceres más profundos de la ciudad es la incongruencia legal entre las zonificaciones aprobadas por los municipios distritales y los lineamientos del PDM. Esta falta de coordinación es un caldo de cultivo para la informalidad en la construcción como un problema grave en la ciudad, generado por una incongruencia legal entre la zonificación de los municipios distritales y el Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM). Esta falta de coordinación permite, por ejemplo, construir edificios en altura en zonas patrimoniales o de riesgo. Como consecuencia, más del 40% de las construcciones son informales, lo que no solo causa evasión de impuestos, sino que representa un grave peligro en una ciudad sísmica. El problema central es que el PDM no es vinculante para los distritos, por lo que sus lineamientos son solo recomendaciones que se ignoran.

LA DEUDA EN SERVICIOS BÁSICOS: LA FALTA DE AGUA Y ALCANTARILLADO

No se puede planificar una ciudad para el 2045 si en 2024 hay sectores que aún carecen de agua potable y alcantarillado. La Sunass reporta que, aunque la cobertura de agua potable en Arequipa metropolitana es del 92%, esta cifra es engañosa. Oculta la realidad de asentamientos humanos periféricos en varios distritos de Arequipa, donde el servicio es intermitente y de dudosa calidad, dependiendo de camiones cisterna a precios exorbitantes. Sedapar, la empresa prestadora del servicio, admite en sus memorias anuales que las pérdidas en la red de tuberías superan el 35%, debido a la antigüedad y falta de mantenimiento. Planificar una metrópoli sin asegurar su recurso más vital es construir sobre arena.

UN NUEVO CONTRATO URBANO CON JUSTICIA TERRITORIAL

El PDM de Arequipa 2025-2045, en su estado actual, refleja más las inercias del pasado que las aspiraciones del futuro. No es un plan malintencionado, sino uno insuficiente y falto de autoridad. “Se limita a diagnosticar los síntomas sin atreverse a recetar la medicina fuerte: una gobernanza metropolitana real”. La justicia territorial, la distribución equitativa de cargas y beneficios del desarrollo brilla por su ausencia. El futuro que se vislumbra no es el de una metrópoli cohesionada y próspera, sino el de un archipiélago de islas urbanas

Arequipa puede seguir el camino fácil de la urbanización salvaje, condenándose a ser una ciudad invivible, o puede reafirmar su carácter indómito y forjar un nuevo contrato urbano. Un contrato donde el derecho a la ciudad no sea un privilegio para unos pocos, sino una garantía para todos. El tiempo de las fotos bonitas, y los documentos decorativos ha terminado. La “Ciudad Blanca” merece un plan a la altura de su historia y de su gente. De lo contrario, el título de este artículo no será una metáfora, sino el epitafio de una ciudad que perdió su derecho a ser, está claro que en Arequipa existe la Gobernanza Territorial Metropolitana.

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