POR: NOLBERTO ARATA HURTADO
En la memoria de muchas personas estará que la llegada de la primavera era el 23 de septiembre y en el colegio, los días previos había muchas actividades preparatorias para la llegada de este día.
Uno de los eventos más importantes eran los juegos florales de poesía, creatividad en redactar temas literarios, cuentos; también hacer concursos de pintura, es decir, despertar en todos la máxima creatividad.
En la ciudad, la gran motivación era elegir la “Reina de la Primavera”, que era auspiciada por la municipalidad en coordinación con los clubes sociales, casi siempre con el Club Social Moquegua. En una oportunidad fue elegida Diana León; luego, la coronación, los bailes y la algarabía de la población con la salida de los carros alegóricos.
Recuerdo que en el colegio “Rafael Díaz”, bajo la dirección del profesor Carlos Kuon, se cantaba la canción “Primavera, primavera, de natura que canta. Primavera, primavera de la juventud ¡Ra, ra, ra! Yo te canto primavera, como el ruiseñor te canta y en sus albores levanta tu gran esplendor…”.
Los colegios organizaban los paseos al campo, ir a chupar cañas de azúcar a la chacra de Sixto Torres, a hacer deporte; se hacían las kermeses, las gimkanas y más actividades que integraban a los niños y jóvenes de uno y otro sexo. En definitiva, había una motivación general y participación de casi toda la población, y era muy interesante el comienzo de esta estación por todo lo que motivaba.
En nuestro medio, a pesar de que se decía que el cambio más importante era por las flores o la vegetación, casi no se percibía, dado que la naturaleza en nuestro Moquegua era igual casi todo el año. Los ficus de la plaza y la alameda eran de hojas permanentes, los cambios eran imperceptibles.
En mi estadía en Europa sí noté los grandes cambios en la naturaleza. Después de ver los árboles con las ramas que parecen muertas o secas, llega la primavera y cambia todo. Ves la velocidad con que salen los nuevos brotes que van transformando todo el paisaje, miles de rosas, tulipanes y lavandas en los jardines, los almendros en floración, millones de flores amarillas silvestres, por las que recién entendí el porqué del amarillo como color de la felicidad.
También la actitud de las personas varía, y por eso la frase “la primavera, la sangre altera”. Igualmente se transmite a las manifestaciones culturales y sociales, y la encontramos reflejada en canciones que mencionan a abril como un mes especial. Por ejemplo, “Abril en Portugal”. Vivaldi compuso “Las 4 estaciones”, y al escucharlas encuentras que la primavera es vibrante y vital, con gran contraste con el invierno.
A propósito de canciones que reflejan la primavera, escuchándolas deduces de qué país o hemisferio es el compositor. Por ejemplo, en “Ramito de violetas”, el compositor es del hemisferio sur, porque menciona que le regalaba las violetas en primavera, un 9 de noviembre.
En nuestro medio, las celebraciones primaverales se han ido perdiendo y no influyen en nuestro quehacer citadino, que sí se refleja en la vida del campo. Por ejemplo, el término “está agostado” significa que no hay nada bueno y todo está yermo o seco; y al llegar septiembre, el mes primaveral, comienza la renovación, la poda de los frutales, en especial de las cepas de vid, para garantizar buenas cosechas.
Y cuando se llega a cierta edad, se dice “le llegó el otoño” o “ya se le acabaron las primaveras, ahora sólo le queda la prima Vera”.
Recuerden que debemos tener siempre una nueva ilusión para cada día, es decir, la llegada de una primavera.