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8 agosto, 2025 8:54 pm

Colegio de Propaganda Fide [Parte III]

…el rey se inclina que la conducción del colegio pase a manos de los franciscanos de Propaganda Fide, es decir, propaganda de la fe.

POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS

Clausurado el Colegio Jesuita El Pueblo, a través de su Cabildo, pidió al rey que fueran los franciscanos quienes debían continuar con su administración.

Esta orden religiosa tenía en la villa de Moquegua dos provincias: los Observantes y los de Propaganda. Ambos se alternaron inicialmente en la conducción del colegio en medio de duras y recíprocas acusaciones, en las que no faltaron las calumnias y los ingeniosos libelos que llenaban de escándalo sin que se pudiera disimular el regocijo con que el pueblo recibía estas discrepancias y airados conflictos como ventilaban sus diferencias hermanos pertenecientes a una misma Orden religiosa.

Finalmente, el rey se inclina que la conducción del colegio pase a manos de los franciscanos de Propaganda Fide, es decir, propaganda de la fe.

Se funda con el nombre de Colegio de Nuestra Señora del Mayor Dolor de los Misioneros Apostólicos de la Orden de San Francisco de la Villa de Moquegua. Inicialmente estuvo adscrito al Colegio de Tarija, en el Alto Perú, como fue el pedido de los corregidores de Moquegua y Tarapacá.

Se les encomendó como uno de sus principales objetivos, además de la enseñanza, el de difundir la religión católica y la cultura occidental en los lugares más inaccesibles de nuestra sierra y, especialmente, en la amplia región de la selva inexplorada.

El deseo del padre que gestionó la creación del colegio, Dr. Manuel de Abad Illana, luego de que fue designado obispo de la diócesis de Arequipa, consideró como zona de influencia donde podían llegar las misiones apostólicas del colegio moqueguano, llevando el salvador mensaje de Cristo, a “las islas Carolinas o de Otahiti recién descubiertas, citas en el mismo paralelo de Ilo”.

Esta fue la etapa más gloriosa del plantel. De aquí, de Moquegua, partieron los franciscanos que colonizaron el sur oriente; se internaron en numerosas y reiteradas misiones evangelizadoras por la selva del Cusco, en Madre de Dios, en la muy agreste de Carabaya y Sandia en Puno y, más lejos aún, en el remoto Beni, contactando por primera vez con infieles de lenguas hasta entonces desconocidas.

En su afán de prolongar su labor misionera y apostólica, contribuyeron en hacer valiosos descubrimientos geográficos como constaban en los numerosos informes que se resguardaban en el archivo del colegio. Gracias al padre Cristóbal Rocamora demostraron que el río Urubamba era navegable hasta su desembocadura con el Ucayali, del que era su afluente, cosa que entonces se desconocía, tal como después lo corroboraría el padre Ramón Busquets siguiendo las cartas de su hermano antecesor. Antonio Raimondi, en su monumental obra “El Perú” lo hace constar y menciona a los precursores misioneros del Colegio de Moquegua.

Estos documentos fueron de gran valor a la hora de precisar nuestras fronteras, pues contribuyeron a demostrar que la zona de Madre de Dios fue conquistada, descubierta y civilizada desde el Perú; es decir, desde Moquegua. Por su inestimable valor se custodian en las cajas fuertes del Ministerio de Relaciones Exteriores, sección límites con Bolivia.

Fue en este período, bajo la administración franciscana, cuando se construyeron los legendarios claustros de piedra de calicanto con sus misteriosos y hasta hoy inescrutables subterráneos, así como el templo de San Francisco en cuya arquitectura participó el padre Manuel de Sanahuja, que después fue llevado al Alto Perú donde lució su arte en la catedral de Potosí, el mismo que usó para construir los claustros moqueguanos.

Estos padres trajeron a la virgen y mártir santa Fortunata en 1798, que se conservó en el templo del colegio hasta que fue destruido por el cataclismo de 1868, después fue trasladada a la iglesia Santo Domingo.

Producida la independencia los frailes, en su mayoría españoles, fieles al juramento de lealtad al rey cuando la Península fue invadida por las fuerzas de Napoleón, dejan Moquegua y se retiraron a España el 25 de enero de 1825.

El colegio abandonado fue suprimido por Bolívar, poniendo fin a la etapa religiosa del plantel.

Se relata la captura de la embarcación que llevaba a Santa Fortunata, apresada por corsarios.
Acto de posesión del colegio anteriormente administrado por los jesuitas, asumido por los franciscanos.

Análisis & Opinión